Para todos los amigos que aún no lo sepan he abandonado este blog y he abierto otro. Ahora me encuentro en Accés a Maians, lugar en el cual voy colgando las nuevas entradas y donde me gustaría encontraros a todos.

dijous, 21 d’octubre del 2010

PETICIONES DE NULIDAD Y LA NULIDAD DE UN GOBIERNO (A PROPÓSITO DE MIGUEL HERNÁNDEZ Y DEL PRESIDENT COMPANYS)

(Recientemente hablaba de los hilos que nos unen a quienes nos conocimos a partir de los blogs. No es extraño: compartimos aficiones y, muchas veces, aproximaciones ideológicas. En esta ocasión ha sido con Txema. En su blog Noeraaixo hablaba a mediados de este mes del president Companys, a quien yo también hago referencia a propósito de las peticiones de nulidad de la sentencia, peticiones que comparte con nuestro poeta. Esta bien esto: poetas y políticos republicanos, una vez más, unidos en la miseria y en el olvido institucionales. Porque Machado sigue en Collioure y el presidente Azaña en Montauban. Pero ese sería otro tema... Un abrazo para Txema, en cualquier caso.)


(Y segunda e inesperada introducción: esta entrada y las críticas a un determinado proceder del gobierno central cobran sentido más que nunca a raíz de los cambios ministeriales de ayer. En otra ocasión lo hablaremos, si os parece)
Sigo con Miguel Hernández, pero desde otro punto de vista.

El gobierno socialista, que a veces nos ha gustado y a veces nos ha sonrojado, parece empeñado en no acabar lo que empieza. De esta forma, dejando las cosas a medias, no contenta a nadie. Los fachas montan en cólera, porque por poco que hiciesen se iban a indignar igual. Y las personas con sensibilidad de izquierdas nos damos cuenta de que muchas cosas quedan apuntadas pero no acabadas, y nos molesta que nos den migajas. Ese es, creo yo, el máximo pecado socialista: no escuchar las sensibilidades de sus votantes y gente que podría ser afín, en muchas ocasiones. Las derechas sí que escuchan siempre a sus votantes, atentamente además, y los contentan completamente.

Es obvio que a Miguel Hernández lo condenaron por haber participado en la guerra. También Franco participó y nadie lo ha condenado todavía. A Hernández, claro, lo condenaron por comunista. Y muchos, empezando por su familia, han pedido reiteradamente la anulación de un proceso pervertido y sin las mínimas garantías jurídicas. Naturalmente, el PP jamás se planteó tocar una coma (aunque Aznar se fotografiara con viejos poetas comunistas cuando le interesaba). El partido socialista fue, afortunadamente, más sensible a esa cuestión. En marzo de este año consideró injusta la sentencia. ¿Fue suficiente? Para muchos sí, claro. Para otros, fue excesivo (el PP no dio su apoyo a esa decisión, y a ninguna otra de la ya por sí aguada ley de la memoria histórica). Pero para algunos, empezando por la familia, aquello no era suficiente. Para mí, por ejemplo, no lo fue. Los socialistas seguían sin contentar a nadie.
Primero porque, aunque sea con una sentencia injusta, Miguel Hernández sigue estando condenado. Y segundo, porque continuar considerando sentencia lo que, en realidad, fue un crimen de guerra, dice muy poco de este país, al que ya muchas veces ni siquiera me apetece nombrar. En realidad lo que la familia ha pedido siempre no ha sido el apaño del PSOE, no ha sido hablar de injusticias, sino lisa y llanamente anular la sentencia. ¿Tan difícil era hacer las cosas bien hechas? La familia lo sigue pidiendo pero clama en el desierto.
No es, obviamente, el único caso. El presidente de la Generalitat Republicana Lluis Companys, el único presidente elegido democráticamente fusilado por el fascismo, sigue también condenado por ser de izquierdas. El PSOE ha hecho lo mismo: tachar de injusta una sentencia que no desea anular. ¿Cómo es posible que no sea anulable un juicio sumarísimo, sin garantía ninguna y con resultado de muerte, por una cuestión ideológica? La familia de Companys ha aceptado los gestos, pocos e insuficientes, pero pide más. También el actual gobierno de la Generalitat.

Todo queda en nada. Un poco de pintura para redecorar nuestras vidas pero en el fondo qué poco se ha hecho para impartir justicia. Así estamos. Desmoralizados vivos. Con los poetas y los presidentes democráticos condenados todavía y para siempre, por el solo hecho de ser de izquierdas.

16 comentaris:

Anònim dijous, 21 d’octubre, 2010  

Ningún gobierno que no desvele la verdad podrá hacer nada para anular dichas sentencias, porque para ello creo que debería llevarse a cabo la ley de memoria histórica y quizás otros requerimientos. Es lo mismo de siempre, en España pasó lo que pasó porque Europa actuó en connivencia y en favor de sus propios intereses belicistas: la implantación del capitalismo y la supresión del fascismo, porque Stalin ya les iba bien por una parte. De manera que si caemos nosotros, caen ellos.
De todos modos, tenemos memoria y por eso este artículo merece la pena porque ensalza y recuerda a dos grandes.

¡Salud y República!

Eastriver dijous, 21 d’octubre, 2010  

Claro, Ata, es un problema general, más amplio. El verdadero problema es social: si todos no coincidimos en que el franquismo fue un fascismo, que es por tanto condenable y que se deben desmontar sus restos, si no coincidimos en eso que es de manual, cómo tomar luego decisiones más grandes... Si hasta son capaces de ir al constitucional porque se ha anulado una sentencia y según no sé qué punto de la constitución eso no se puede hacer... Claro, el resumen es ese: que vivimos donde vivimos y que esto no se aguanta. Petonets.

Darío dijous, 21 d’octubre, 2010  

Hay demasiada gente, demasiada, que no está dispuesta a escarbar en el pasado, a revisar sus errores.
Estoy totalmente desilusionado: la ignorancia política, tan bien descripta por Brecht, está a la orden del día. Y la "gente" puede poner en el mismo lugar a Hernández y a un muerto por accidente de tránsito, tan ignorantes estamos.
Un abrazo.

mariajesusparadela dijous, 21 d’octubre, 2010  

Qué razón tienes, Ramón. Desilusionados vivos, los vivos; y los muertos (pobres muertos) condenados muertos, (dirá el PP el día que, a base de insistir, todo se sepa).

Josep dijous, 21 d’octubre, 2010  

Muy buen artículo Ramon. Precisamente has escrito sobre dos personalidades que están muy dentro de mi. Te recomiendo a ti y a todos los compañeros que estén interesados, en leer la revista SAPIENS, octubre 2010, en los cuales hay unos documentos inéditos. Solo por esto ya merecería la pena leerla. Su lucha contra la dictadura y la gran victória 1931(Logicamente y salvando todas las distancias), -me recordó a un humorista- que buena parte de este pais no entendió el porqué criticaba a España cuando en realidad era contra una Monarquia enquistada y una derecha feudal y facha.
Un último comentario es referente al castillo donde lo asesinaron.
aunque no tenga nada que ver ni con M. Hernandez ni con Companys, para mi lo hubieses tenido que derrumbar piedra a piedra. Un castillo que se ha pasado toda su historia apuntando contra la ciudad que hubiese tenido que defenderme, no me representa para nada.
Una abraçada Ramon.

Isabel Martínez Barquero dijous, 21 d’octubre, 2010  

Lo más terrible es que perpetuar la injusticia supone cometerla nuevamente.
Cada vez que se obvia la cuestión por antigua, cada vez que se aparca, cada vez que se mira hacia otro lado, vuelve a dictarse una condena injusta.
¿Hasta cuándo?

◊ dissident ◊ dijous, 21 d’octubre, 2010  

El pasado puede levantar ampollas, por eso creo que no tienen ganas de buscar demasaido. Medias tintas, siempre con medias tintas que sirven para bien poco.

¡Salud!

alma dijous, 21 d’octubre, 2010  

Leí un artículo donde la familia del poeta exponía las razones de su petición. Fue condenado injustamente como tantos otros. Se le condenó a muerte y le commutaron la pena por la de cadena perpetua para no hacer más ruido después del escándalo internacional que había supuesto el fusilamiento de García Lorca y también por la intercesión algunos de los amigos que Miguel Hernández tenía en el bando vencedor. La injusticia con él fue doble porque se le condenó injustamente y porque aunque no llegaron a matarlo la pena impuesta se ejecutó en realidad ya que lo dejaron morir miserablemente habiendo tantas maneras de evitarlo. Que después de tantos años el estado no pueda admitir que se equivocó tanto en su caso, como en el de Companys como en tantísimos otros, que no acepte se que actuó mal es una pura verguenza

emejota dijous, 21 d’octubre, 2010  

Querido mío, ¿y que te crees que es la política? . Mi padre ya me lo explicó en su día, con su filosofía práctica del pueblo llano. Todo mentira hija, todo mentira. Un fuerte abrazo.

ARO dijous, 21 d’octubre, 2010  

Son sentencias tan injustas y tan en absoluto ajustadas a derecho, que debieran ser anuladas. En el recuerdo de la gente ya están anuladas y condenados los que los condenaron.

Dilaida dijous, 21 d’octubre, 2010  

Tienes toda la razón Ramón, estoy totalmente de acuerdo contigo.
Bicos

Anònim divendres, 22 d’octubre, 2010  

No me animo a una opinión, amigo. La historia de ustedes la conocen sólo ustedes.
Lo que siento es que esa España maravillosamente pensante, valiente, en la que los artistas daban la vida por aquello que escribían, no ha tenido su correlato con los dirigentes.
Si me equivoco, sepan disculparme.
Yo del PSOE esperaba muchas cosas y me decepcionó mucho, mucho.
Lo digo en relación a mi abuela, que los vota y sólo recibe ofensas dignas del PP.

Las izquierdas españolas devienen a veces en cosas siniestras, o veo a Pilar rahola y se me hiela la sangre, Ramón. Tengo claro que es un personaje especialmente irritante y quizá el único al que puedo acceder, pero la muy señorona se dice de izquierdas...

Otra vez: perdón por meterme.
Me quedo con don Miguel y su pensamiento, que me enamora.

Un fuerte abrazo.

Thornton divendres, 22 d’octubre, 2010  

Ramon, estupendo y oportunísimo artículo. Aquí, ya sabes, entre la extrema derecha -aún presente entre la clase política, periodística y en el poder judicial- y la tibieza del partido socialista, tenemos que soportar, avergonzados, injusticias del calibre que señalas. Sigamos gritando.

Un abrazo.

Alfonso Saborido dissabte, 23 d’octubre, 2010  

Como militante socialista tomo nota, porque no te falta razón. No sé como no las apañamos, que al final, siempre hacemos políticas que cabrean a la izquierda y a la derecha. Y ya sabes lo que ocurre, la derecha vota siempre, pongan a quien pongan, sobre todo vota después de ir al mitin dominical de día de las elecciones, que me río yo de la jornada de reflexión.
Y la izquierda, que pensamos más y somos más sensibles, nos cabreamos y no vamos a votar.
Enojado estoy por no sacar la ley del laicismo de una vez ya. En fin.
En cuanto a lo que dices de las condenas, pues sí, tenemos que ser más contundentes. Y lo exigiré desde los foros que pueda hacerlo.
Por lo demás, te digo que paso todos los días por la puerta de la cárcel donde estuvo preso el president Companys, el penal de El Puerto de Santa María, aunque hoy es una reliquia, pero lo miro, y me da repelucos, creo que en mi blog puse una foto una vez, a ver si la busco, saludos.

Marcos dissabte, 23 d’octubre, 2010  

El trauma de la dictadura de Franco sigue presente en nuestra sociedad, Ramon, y por eso debemos seguir luchando porque a las cosas se las llame por su nombre. Insuficiente, la actitud del PSOE, igual que insuficiente es la acción judicial contra la ultraderecha que hubo en este país y que por desgracia hoy resurge lenta pero segura.
Saludos tristes aunque progresistas de Madrid.

José Vte. diumenge, 24 d’octubre, 2010  

La tibieza que ha mostrado el PSOE con este asunto es de criticar, pero también es verdad que visto el furibundo ataque que ha traido la aprobación de la Ley de la Memoria Histórica por parte del PP, con el procesamiento incluido del juez Garzón, incluso por parte de jueces considerados progresistas, unicaente por una inexpicable envidia, ha contribuido a que todo se haya quedado en medias tintas, incluido la nulidad de este juicio a Miguel Hernández.
Pero estoy de acuerdo contigo, con esta actitud tan pusilánime no ocntenta a nadie, y eso quizás es lo peor, porque la derecha al final y como siempre se sale con la suya.

Un abrazo

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