LOCA
En mi época de Universidad tuve una profesora que todos sabíamos que estaba lo que vulgarmente se dice un poco p'allá. Nos explicaba Humanismo y Lírica renacentista y, en plena apoteosis petrarquista de Herrera, detenía el comentario y soltaba una queja, un lamento pastoril. La cosa era que la señora aspiraba a una cátedra que por perversos intereses iba a parar siempre a otras manos cuando ella la merecía más. Se había convertido casi en una figura patética que lloraba por los rincones la inquina que le tenían todos y que, en alguna ocasión en que la rabia la ahogaba, se la sacaba de encima con algún comentario de crítica, con alguna deprecación, con algún insulto elegante hacia algún compañero del departamento.
Nadie dudaba de que podía tener razón pero no entrábamos en semejantes análisis. Nos quedábamos con la parte externa: la profesora era un muñeco vapuleado por la vida y encarnaba la eterna figura del perdedor sin ninguna épica. Sonreíamos cuando la veíamos pasar musitando algo en soledad. O esperábamos en cada clase que aquel día sí, que aquel día decidiese soltar alguna perla. Las horas del bar se llenaban con la última anécdota de la loca.
Pero cierto día su salida de tono se convirtió en algo diferente. Detuvo la clase, como siempre hacía. Cambió el tono y clamó una sentencia. Nos quedamos muertos. Nadie hizo atisbo ninguno de sonreír. Porque tras su locura habíamos vislumbrado, acaso, una verdad. La verdad suprema que conocen los locos, los desengañados, los perdedores. Y eso no da risa: eso inspira respeto.
Casi como una sibila, había detenido la clase e, impostando la voz, había clamado:
- Señores, ustedes llegarán tan lejos como tragaderas tengan.
Se hizo el silencio. No osamos ni mirarnos porque la voz había tronado como inapelable. Tras un par de segundos en tensión todos respiramos y ella continuó la clase (Santa Teresa, creo). Yo, y sé que muchos de los compañeros que aquel día estábamos tomando apuntes en aquel aula, nos acordamos a veces de esa frase. Entonces, cuando me acuerdo, miro a mi alrededor. Y voy contando.
31 comentaris:
una frase muy sabia la de las tragaderas, así va la cosa
Muy bien, East, nos ha venido hoy a los dos la "derrotera", tú con profe loca y yo con mi estudiante solo ante el peligro.
Tan lejos como tragaderas tengamos, sí, por una vez la loca vio claro el camino.
Joder...
Saludos.
Y ¿qué cuentas, Ramón?
Porque así ha sido. Y puede que así siga siendo. Y ojalá no. Pero visto lo que engancha al personal español la corrupción de sus próceres y cómo supone un modelo el saber hacerlo y el saber chuparla, uno se pone mustio (como esa profe)y tiene dudas.
No quisiera decir como el poeta: "poca esperanza queda ya en esta España nuestra/ mas ya ves, esperamos".
Salud.
Los niños, los locos y los borrachos suelen decir la verdad.
Esta profesora debió haber dejado que sus alumnos descubrieran por ellos mismos hasta dónde llegarían.
Que te cuenten quién es el asesino al principio de la peli jode y mucho. Se te pasan las ganas de verla.
Un abrazo.
¡Muy buena y muy bien contada la anécdota! Reconozco la foto. Es el patio de la misma universidad donde estudié yo y creo que imagino de quién hablas, aunque cuando yo la conocí no hacía estas cosas.
Bel, mis vecinos están escuchando mis carcajadas en este momento... La respuesta a tu pregunta oculta es SI, jajajajajajaaj. Petons.
Era la licenciada Vidriera :-)
Yo creo que la frase de tu profesora es un axioma, Ramón. Un beso
Quizá loca, pero no tonta. Durante el tiempo -de grata memoria-, en que trabajé en una Sala de Psiquiatría, me llevé más sorpresas de las que uno se puede imaginar.
Salud!
Hoy se llava mucho los tragaderas y trepas. Es cuestión de estómago. Y el estómago es cuestión de decencia, que cada vez abunda menos.
Salud y República
Es una conclusión que me ha llevado hasta donde estoy. En medio de ninguna parte mas o menos, pero se está bien, mas o menos.
De todos modos he observado que alguna personas se bi-tri-cuatri-polarizan para decir o sentir que viven en paz consigo mismas haciendo cositas raras por otros lados; se lo creen y se sienten "dabuten". Ante eso.....volverse un poco loc@ puede ser la solución más sensata. Petons.
desde luego en la vida tenemos que tragar carros y carretas para sobrevivir, tu profe tenía más razón que un santo.
besos
Es algo muy contraproducente hacer algo esperando el premio o el aplauso; porque debemos tener en cuenta SIEMPRE que tal vez no estamos ante los personajes correctos, ya que la mayoría NECESITA líderes y leyes porque no son capaces de guiar sus actos abune fin por sí mismos. Un gran abrazo
Un consejo muy sabio.
En esta sociedad el que no traga lo suficiente, tiene que pasar la vida escalando y a veces la pared es tan lisa que no tiene donde agarrarse y se lleva el trompazo.
El que traga y lo hace bien, tiene su vida y las de los suyos asegurada.
Esto se hizo siempre, pero en esta época está de moda, no importa si eres inteligente, estás preparado, tienes dos o tres títulos universitarios; lo que interesa es el salero que tienes al tocar las palmas y lo bien que bailas cuando él/la de turno toca su música.
Bicos
Me ha hecho meditar la anécdota. Son muchos los que pierden la razón ante una sociedad que los hiere o los ningunea. Tal vez sea un mecanismo de defensa de la mente. La cuestión sería saber la causa de por qué unas personas se enajenan de forma total, otras a ratos y otras siguen indemnes el camino de la vida.
Eso sí: creo que llevaba razón en eso de las tragaderas o, si se quiere, de la falta de ética.
Nunca está de más recordar determinados valores, como has hecho hoy aquí, querido Ramón.
Un beso.
Tuvo unos instantes de lucidez!!!
Besos
Pues en lo cierto estaba...como bien dices no hay más que mirar alrededor para agrandar nuestras tragaderas...o explotar.
Impresionante historia de vuestra profesora "la loca". Al parecer tan sólo era una persona libre que no tenía suficientes tragaderas para conseguir "éxitos" en la vida...
Magnífico consejo o más bien sentencia
Besos domingueros
¿Entonces el que no traga, o el que no le lame el culo al jefazo de turno se convertirá, para siempre, en un perdedor y en el centro de todas las risas?
Es muy triste, el capitalismo está lleno de gente con grandes tragaderas, arribistas y exitosos triunfadores.
Me quedo con la loca y su honrado patetismo.
Saludos
Patética derrota, destilada verdad envuelta en rabie, en miedo,en popia desconfianza.
¿cierto? Tanto como lo permitamos, y lamentablemente mucho, quizás deberíamos dar un paso más y preguntarnos porqué tendemos a inclinarnos ante quien ha triunfado y a humillar aún más que ya todo ha perdido.
Eso de "la loca" me da qué pensar. Nunca supe si estan más locos los de dentro o los de fuera y en qué ámbitos.
Jones, amigo, acertaste de pleno, claro. Ya sois dos amigos quienes habéis acertado el nombre del personaje. Naturalmente, quien pasó por esa facultad lo sabe, porque la leyenda que dejó tras de sí la loca fue rutilante. Llámalo ñoñería pero me resisto a poner tu comentario, por lo de evitar nombres y todo eso, pero que sepas que me he reído muchísimo con tus palabras. Bienvenido, Jones, no a mi casa sino a todas las casas con tu nuevo espacio que tendremos que seguir con interés.
Cuánta razón tenía está mujer cuando lanzó,al fin, su desahogo
jaj que cabrón, cari... ¿vas contanto? y no paras, no? Es que a lo mejor es lo que hay y nos queda: tragar. Es terrible, lo sé. Pero me temo que todos tenemos que tragar algo. Y tú mismo dices que la vida de esta pobre mujer resultaba patética y tenia fama de loca... No hay nada peor que la filosofía del rencor, bueno, si, tal vez la del vencedor (que lo logra a base de tragaderas, jaaj).
Bezos.
Un personaje curioso que suele abundar en la vida diaria. Aquí en el pueblo hay una mujer que todos se sonrien cuando la ven, y dicen que está un poco loca...pero de vez en cuando suelta cada verdad por su boca... como la profesora de tu relato.
Si, los locos dictan a veces sentencias llenas de sabiduria.
Menos mal qu alguna vez nos hemos topado con una profesora o profesor loco, que de los cuerdos casi no tenemos nada que agradecer....ni contar.
Una de las frases más lúcidas que he oído nunca. Debía de ser una gran profesora.
Si para llegar lejos hay que "tragar", yo prefiero quedarme aqui cerquita.
Un beso
noche
Palmeros, aduladores, pelotas, trepas, lameculos, rastreros..., todos sacaron matricula de honor en Tragaderas, real como la vida misma,
Pobre mujer, me da pena, por lo que veo era una amargada y aunque algo locuela, la frase o sentencia que dejó caer tenía razón.Una abraçada Ramón.
Pues ahora que caigo, yo me acabo de tragar una rueda de molino. De hecho me la trago todos los días. Strepsils. No tan loca.
Supongo que yo he tragado poco porque aquí sigo, cerca de donde he estado siempre, que es justo donde siempre he querido estar, viendo cómo los demás se alejan, algunos despacio, otros más deprisa, pero en todos los casos no sabría decir exactamente en busca de qué.
Le preguntaré a mi hermana, que estudió también en esa facultad, si conoce a tan entrañable profesora.
Un abrazo.
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