LA GRAN MEADA ROMANA
De entre los muchos poetas españoles maravillosos hay uno que tiene, por ritmo, mucho que ver conmigo. Siempre que lo leo me fascina su verso, la musicalidad que se percibe, el inesperado mundo que retrata, los colores que lo habitan. Se trata del inmenso Rafael Alberti.
De Alberti me gusta su poesía social, cómo no. Fue un verdadero maestro en ella. Lo social se tiñó, a menudo, de sarcasmo, de burla despiadada. Otras veces, de protesta constructiva. Pero también me gusta su poesía biográfica. Lo biográfico en Alberti está siempre mediatizado por el mito íntimo, no por el realismo intenso ni por la experiencia poetizada. Su primer libro es emblemático: Marinero en tierra. Pero ahí los tonos neopopulares dan una nueva dimensión al conjunto. En cambio en los maravillosos Retornos de lo vivo lejano se entiende más lo que digo.
Me centro hoy en otro libro que la crítica destaca menos pero que a mí me encanta: Roma, peligro para caminantes. No sé si es por el tono desengañado, no sé si por sus juegos de hombre que está un poco de vuelta de todo, no sé si por su retrato desengañado (ese tráfico) de una ciudad que me fascina. Por lo que sea, la Roma de Alberti me parece divertida y lo suficientemente emotiva. En su periplo de hombre exiliado (siempre en compañía de su mujer, María Teresa León) acabó residiendo en Roma, quizá porque la cercanía a España se le hacía muy necesaria tras tantos años lejos.
Tiene en ese libro un poema donde habla de su pasado. Roma queda personificada y el poeta se dirige a ella pidiendo que no defraude sus anhelos de hombre acostumbrado a la despedida.
Dejé por ti mis bosques, mi perdida
arboleda, mis perros desvelados,
mis capitales años desterrados
hasta casi el invierno de la vida.
Dejé un temblor, dejé una sacudida,
un resplandor de fuegos no apagados,
dejé mi sombra en los desesperados
ojos sangrantes de la despedida.
Dejé palomas tristes junto a un río,
caballos sobre el sol de las arenas,
dejé de oler la mar, dejé de verte.
Dejé por ti todo lo que era mío.
Dame tú, Roma, a cambio de mis penas,
tanto como dejé para tenerte.
El poeta mira la ciudad con ojos sorprendidos. El bullicio de la ciudad (vivía en el Trastevere), por ejemplo, o las fuentes que huían de sus límites y formaban riachuelos por las callejas. Riachuelos sospechosos, puesto que muchos de ellos no se debían a las fuentes ornamentales sino a otro tipo de fuentes: la insana pero extendida costumbre romana de mear por las calles. Es el gran poema a la meada. Porque la poesía puede también hablar de estas cosas. Lo incluyo aquí porque, cuando toda la poesía que aparece en blogs y en los medios habla de amores y de primaveras, conviene recordar que también de meadas se alimenta el aliento poético, si se me permite la expresión. Grande Alberti. Tanto como la inmortal meada que nos legó.
Verás entre meadas y meadas,
más meadas de todas las larguras:
unas de perros, otras son de curas
y otras quizá de monjas disfrazadas.
Las verás lentas o precipitadas,
tristes o alegres, dulces, blandas, duras,
meadas de las noches más oscuras
o las más luminosas madrugadas.
Piedras felices, que quien no las mea,
si es que no tiene retención de orina,
si es que no ha muerto es que ya está expirando.
Mean las fuentes… por la luz humea
una ardiente meada cristalina…
y alzo la pata… pues me estoy meando.
(Las fotos están sacadas de internet. La primera, una hermosa calle romana, es de Josema Azcona, que tiene varias excelentes en su página de Flickr)
27 comentaris:
Sinceramente nunca había leído nada de Rafael Alberti y gracias a tu blog acabo de descubrirlo para mi mundo, aún carente de cultura literaria. Los versos que transcribes son bellos, me han encantado como quizá no lo imagines. Gracias.
Recibe un gran abrazo.
Creo que prefiero quedarme con la Roma de la poética meada que con la de Berlusconi.
Ave, Ramon.
No conocía estos poemas sobre Roma. Magníficos como toda su poesía. Yo destacaría de Alberti, su musicalidad, su ingenuidad y su lenguaje popular.
Salud y República
la foto de arriba nos muestra la realidad mejorada de las cosas gracias al reflejo. Conozco al fotógrafo, es contacto mío, también tengo un álbum en:
http://www.flickr.com/photos/34481095@N00/
saludos
Tendemos a olvidar que la poesía no se limita a hablar de amor, y que tampoco es siempre elevada, hermosa o bienquedada.
Un saludo
Por Roma no dejé todo eso, pero sí lo dejé por... pero ¿qué más da por quién lo dejé?
Recuerdos me traes a la memoria, Ramon
Tuve la gran suerte de conocerlo personalmente, era chavalillo cuando regresó al Puerto de Santa María,mi ciudad natal, despues de su exilio.La generación del 27 dejó muy buenos poetas y entre ellos a RAFAEL.un abrazo.( estoy de acuerdo contigo sobre María Ostiz,pero no encontré otra canciçon que hablase de Pueblo, jajajaja)
jaj cari, entonces yo con mi poesía pornográfica me declaro heredero de ALBERTI, y es que yo esa poesía que habla de la "luna rielando" y "el silencio del olvido" y todas esas polladas me pueden, a mi me gusta la poesía contundente, como está de la meada, si señor.
me gusta la poesía guarra y en rima consonante, jaja.
He leído ultimamente que se está revisando a Alberti, ahora le empiezan a quitar el mérito que le dió su adscripción política. Lo estraño es que un hombre tan sensible no fuera gay, que casi todos los poetas lo son, no nos engañemos, jajaa
Bezos.
Para tu anecdotario yo paso todos los días por la casa de Rafael Alberti, Oda Marítima creo recordar que se llama, y de vez en cuando, le cedo el paso con mi coche a su viuda :)
¡Qué buenos los italianos!, directos y sin complejos como nadie; porque, desengañémonos, don Rafael debió vivir en Roma allá por los años cuarenta y no en la edad media. Por esa época en el resto de Europa se prohibía escupir en el transporte público. Mientras tanto en Roma... "Vietato Orinare."
Un saludo.
Alberti era claro y diáfano, igual que te encandilaba cantándole a una paloma errada o al marinero en tierra, te sorprendía con poemas como éste de "la gran meada romana" que no conocía.
Era grande
Un abrazo
Me ha recordado a la anécdota esa que cuentan de Quevedo, que seguro es falsa, que contaba que el poeta se meaba cada noche en la puerta de la misma casa antes de volver a la suya y el propietario, indignado, colocó una cruz, disuasoria y un cartel que decía "donde hay una cruz no se mea" y Quevedo, al día siguiente, después de mear puerta y cruz dejó otro cartel que decía "donde se mea no se ponen cruces"...
Grande Alberti. Un beso.
Me ha gustado mucho estos poemas de Alberti. De vez en cuando hay que aparcar la actualidad y volverse hacia los poetas que nos proponen siempre otras miradas más constructivas y seguro que siempre más bellas.
Buen sábado. Besos
Alberti es también uno de mis poetas preferidos. Su "Marinero en tierra" fue el primer libro de poesía que compré cuando aún sus libros andaban en las estanterías interiores de las librerías, ocultos a la vista de los censores de turno. No conocía el poema de la meada, que es muy divertido, muy en el tono jocoso que a veces le brotaba a este gaditano universal.
El Gran Rafael Alberti, lo vi por Chipiona paseando alguna vez, y pintó el cartel de carvanal de Chipiona de 1991 tengo una copia firmada por el, el poema no lo conocía. Un saludo
No conocía estos poemas. Me he reído hasta con el título de tu entrada.
Bellos poemas pero es que Alberti fue un gran poeta.
Bicos
Qué excelente esta entrada querido amigo y la haces inolvidable porque no acercas al hombre Alberti de una manera más familiar, con ésa óptica que tienes para él. realmente me encantó, un gran abrazo
Hace mucho que no leo a alberti, tu entrada me ha dado ganas de reller alguna cosa, lo cual es de agradecer...
Me encanta Eastriver....jajajaja, me gusta mucho, y es que mear es un placer descomunal!jijiji.
Podías haberla dedicado a la semana de la olor... huele a pipí!jajajaja. Petons... y gràcies per el comentari!
La meada porque sabemos que es un poema de Alberti..que si no...
La poesia no siempre es culta,la vida tampoco y la poesia es vida...y así la refleja...
Siempre me gustó Alberti, me han gustado estos poemas que has puesto aunque no los conocía. Un petó
Grande Alberti. Yo tampoco conocía ese poema, me ha encantado... me ha recordado otro de Juana Castro, creo que se titula "sentir el peso cálido", que no habla sobre la gran meada romana, pero sí sobre el placer de orinar en el campo :)
Un placer leerte.
Besitos
noche
Me ha encantado Ramón compartir a Alberti de tu mano, con esa visión tuya tan amplia, llena de belleza, tan culta...
Los poemas que nos dejas, bellisimos, tambien el segundo, por que no...
Saludos, un placer como siempre
Impresionantes los poemas sobre Roma. No los conocía (y eso que tengo sus poesías completas, aunque editadas en vida de él por Aguilar) y han sido todo un deslumbramiento para mí.
También me gusta Alberti, amigo, sobre todo disfruto con "Sobre los ángeles".
Besos llenos de poesía, es decir, de literatura en estado puro.
Los retratos del exilio siempre rezuman añoranza, desapego o ese espíritu residual de las cosas que siempre permanecen aún en lo escatológico.
Un abrazo
Si de orines se trata, prefiero leerlos que olerlos, y leerlos así y aquí, aún mejor.
Un abrazo.
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