PUEBLOS ABANDONADOS
Uno es melancólico; no lo eligió. Y le gustan esos paisajes propios de la melancolía, lo mismo que le gustan las tardes lluviosas o el frío tras los cristales. Entre los paisajes del melancólico se encuentran las ruinas, los cementerios... Ninguno de los dos se cuentan entre mis favoritos. No así el motivo de esta entrada: los pueblos abandonados.
Decir que me gustan suena mal. No me gustan; me duelen, me provocan enorme desazón, lo mismo que cuando paseando por la calle te cruzas con un zapato tirado. Es como una parte de la vida de alguien que quedó allí olvidada.
Empecemos por decir que ojalá no existieran. Yo pertenezco a una familia qua abandonó sus pueblos (aunque afortunadamente conservaron las casas) porque lo rural no les daba para vivir. Y a mí me ha llegado la tristeza que con seguridad sintieron cuando lo dejaron todo, cuando cerraron la casa (qué horrible sensación, cerrar la casa, ese último portazo, esa llave cerrando como en un lamento, para largar a buscarse la vida a otro sitio). Supongo que eso me ha llegado. A través de la memoria genética, o de los relatos familiares. No sé cómo, pero me ha llegado.
Dije al principio que me gustan los pueblos abandonados y seguramente dije mal. Me interesan, me ponen triste, me conectan con mi propio pasado (el que ni siquiera viví). Luego es cierto que la soledad que transmiten, ese silencio de muerte de las casas deshabitadas todavía no convertidas en ruina, nos conecta con algo muy íntimo, muy ctónico, muy vivido, muy humano.
Recuerdo que en una película de Almodóvar los protagonistas iban al pueblo, ya deshabitado de uno de ellos (Átame, creo) y a la vuelta cantaban el himno que tanto nos gusta del Dúo Dinámico (Resistiré, erguido frente a todo). Ese contraste entre la muerte, el pasado, y la lucha por el futuro abría nuevas dimensiones al filme. Yo, al menos, lo entendí así.
Existen varias páginas en internet que hablan sobre los pueblos abandonados, que los homenajean. Me gusta pasearme por ellas en ocasiones, como recordatorio de lo que debería dejar de suceder: que nadie más se viera obligado a abandonar sus hogares, que estos rincones no lleguen a convertirse en paraíso de los fantasmas. (Y cabría hablar aquí de los programas de repoblación que algunas comarcas han iniciado, con la intención de darle vida a las piedras, enriquecer el entorno, y olvidarnos de tener un país deshabitado. A ese respecto podéis consultar el blog Ocupemos los pueblos abandonados).
Algunas de las páginas que os digo sobre los pueblos deshabitados son las que se esconden tras las fotografías de esta entrada.
37 comentaris:
Eastriver, también hay aldeas en venta...para quien no las quiera ocupar, ja, ja.
Saludos.
la verdad es que da penita verlas, pensar que un día hubo familias,e historias dentro es algo triste. Sin embargo la necesidad obliga y hay que seguir viviendo dejando un trozo de ellos mismos allí dentro.
Un abrazo y feliz año.
Tienes razón, es una pena que muchos pueblos acaben desapareciendo.
Galicia tiene un montón de aldeas abandonadas o semiabandonadas. En la aldea donde yo nací, cuando yo era niña había 25 niñ@s y 15 casas habitadas. Hoy quedan tres casas habitadas y hace tiempo que sólo se ven niños en vacaciones de verano. A mi me da mucha pena ver los caminos por donde corría, llenos de maleza y las casas, la mayoría caidas.
Bicos
En vaig conèixer uns quants quan feia de mestra al Pallars. les sensacions que provoquen són difícils de descriure...
Bon any!!!!
Si fuera más joven y más fuerte me gustaria unirme con amig@s y montar una especie de comunidad colaboradora pero respetuosa con cada quien y poner en marcha la vida en un pueblo de esos, abandonados. Son el futuro de los supervivientes.
Ah y mira por donde, también me hace gracia leer las lápidas de los cementerios e imaginarme las vidas de los "nominados". Bs. y feliz año.
Sigo insistiendo en que en el pueblo hay futuro. Al menos nadie se muere de hambre , aunque no da para demasiadas alegrías. Y si se organizaran como cooperativas, podrían ser una buena solución.
Pueblos abandonados, que vagabundean errantes por las mentes de los que los conocieron. Oasis de paz, refugio del recuerdo, que buscan quien los llene nuevamente de vida...No puedo dejar de preguntarme: ¿Acaso no están llenos de esa vida que reclaman?
Si las personas no mueren mientras se las recuerde, ellos tampoco.
Es cierto que produce mucha melancolía ver tanto pueblo abandonado. A pesar de ello, las imágenes son bellísimas. Ojalá se pudiera recuperar tantos y tantos pueblos abandonados. Como señala María Jesús, las cooperativas son una buena solución para hacer viable la vida en muchas aldeas.
Iré al enlace que nos recomiendas.
Un beso y que el año nos sonría un poco al menos, verdad?
Me gusta especialmente esta entrada, su tono melancólico, las raíces que se imponen en el pensamiento y lo vuelven recuerdo, nostalgia, Arcadia que fue un día y ya no es.
También evoco o, más bien, añoro una casa derruida en un pequeño pueblo que, por fortuna, está vivo aún; pero no la casa, la depositaria de las vidas de varias generaciones.
Ay, precioso y lleno de sentido tu mensaje. Me llega y me duele.
Hace unos años estuve en Jánovas, Huesca y me produjo aparte de la curiosidad, pena y desasosiego, un pueblo desalojado para hacer un embalse, cosa que luego ahí quedo todo, un pueblo desalojado.
Saludos
Hola Ramón: Recordo que vaiag fer l'èstiu de 2010, una entrada en la que parlava de això mateix.el titol era "els pobles abandonats de la Noguera" En aquell escrit, explicava el meu sentir devant del tancament d'una casa. Del abando d'un poble senser. Y crèume que em va ferir la vistia d'uns quands poblets, que vaig visitar, apart del méu que encara román deshabitat.
Son unes sensacions d'uns temps passats, però alhora unes històries, vives encara en moltes memòries.
Estimado amigo, como siempre un placer pasear por tu blog.
Yo soy de pueblo y vivo en una gran ciudad por cuestiones de estudio y laborales, pero cada día tengo más claro que la calidad de vida que hay en los pueblos, las ciudades nos las suplen ni de cerca, por muchas luces de neón que traten de deslumbrarnos.
Y creo que tanto la niñez como la vejez, en un pueblo tiene muchos más atractivos que en la gran ciudad.
Un saludo.
Comparto contigo este sentimiento, por aquí no hay demasiados pueblos deshabitados, si poco poblados pero ese sentimiento lo tuve por Castilla, por Aragón y algunos que otros sitios.
Tu entrada llena de melancolía y nostalgia me ha contagiado, pero tus palabras me han hecho recordar imágenes bellas, donde la vida dejo de ser vida y se quedó en los esqueletos de las casas...
Besicos amigo.
Pues sí, es triste. El paisaje de un pueblo abandonado es lamentable. Es la muerte de un colectivo. El abandono de algo que fue querido.
Salud y República
Me he acordado de Belchite y de Corbera de Ebro, aunque esa es otra guerra, sin metáforas, esa en la que había que salir corriendo si no querías que te cayeran las bombas encima.
Tu hoy nos hablas de otras historias que también reconozco en los pueblos de la comarca del Matarraña, en Teruel.
Un vecino anciano de Torre del Compte me explicaba una tarde de charla el motivo que le llevó en su día a dejar el pueblo para irse a Vilafranca del Penedés. "Quizás no lo entiendas", me dijo. "Me fui por la MISERIA". Los de nuestra generación sólo hemos oído hablar de esa palabra, y no siempre por medio de testimonios directos, por eso tenía sus dudas de que entendiera de lo que me estaba hablando.
La guerra también afectó a estos pueblos, pero sus habitantes aguantaron. Sin embargo no pudieron con una sequía que duró dos años arruinando a las familias que vivían del campo. Esto sucedió hace cincuenta años.
Hoy el pueblo tiene unos cien habitantes en invierno (...y bajando) y se multiplica por cinco en verano gracias a las segundas residencias. La gente ya no se marcha por necesidad, sino por la expectativa de un futuro mejor. Nos han convencido de que se vive mejor en las ciudades y nosotros nos hemos dejado convencer por esos espíritus miserables, una miseria muy distinta a la de hace medio siglo.
Charlo con mi amigo en Torre del Compte y disfruto mucho de esas conversaciones. Él ha vuelto a sus orígenes. Yo voy en busca de mi destino.
Un abrazo y feliz año.
A mí también me duelen estos pueblos, me duelen tanto que, realmente, pasear por ellos a veces me corta la respiración
Un post interesante aquí, como de costumbre.
Eastriver, tú eres seguidor de mi antiguo blog. Recientemente he hecho una mudanza. Puedes continuar siguiéndome, si lo deseas.
Muchos besos, y feliz 2012.
Yo tambien tengo una cierta predisposición hacia "todo" lo abandonado. Pero como dices, no elegimos ser así.
Un abrazo
Es triste ver los pueblos que se convierten en fantasmas. A veces salen reportajes de pueblos que no están abandonados pero que únicamente viven una, dos o un pequeño puñado de personas, todas mayores, sin asisencia de ningún tipo y solas, da realmente mucha pena, es una soledad que se siente.
Los que nos hemos criado en ciudad creo que nunca sabremos valorar en su justa medida lo que supone esa pérdida. La que supone un pueblo que tiempo atras vio correr por sus calles niños alegres.
Un abrazo
Unos conocidos nuestros son de Aramunt Vell y acabaron yendo a La Pobla de Segur, y de allí a Barcelona.
Con los años ha habido algún intento de reconstrucción del pueblo pero parece que no tuvo exito y actualmente hay un taller-escuela para impartir clases de reconstrucción de edificios y hay alguna vivienda fuera del núcleo central que esta siendo rehabilitada por familias que quieren reconstruir aquel pueblo. En esto solo veo el problema de las distancias, si eres joven y con coche si, sin dudarlo, pero cuando eres mayor que haces. No todos los pueblos tienen la suerte de disponer de un autobús o tren.
Una abraçada.
Soy también de naturaleza nostálgica y me "gusta" recorrer esos pueblos abandonados y más los semi abandonados, aquellos en los que aún habita gente; me gusta hablar con esa gente y escuchar sus historias, sus nostalgias, sus esperanzas... Cuando hago "turismo" tiendo a irme a ese tipo de lugares cada vez que puedo. Saludos, Ramon, y que los hados nos sean propicios, que falta nos va a hacer,
Sabes?
Tengo enlazado el blog de Abandonalia porque se me va la olla, digo la imaginación frente a esos sitios que una vez estuvieron llenos de vida.
En el caso de los pueblos esa sensación de alma perdida aumenta.
Un beso.
Me encantó verte.Te escribo pronto.
Es entrañable, y es verdad, están llenos de una tristeza inexplicable. Acá hay muchos de estos pueblos que así han quedado con la entrega, por parte del estado, de las empresas ferroviarias. La muerte del tren, la muerte de los pueblos.
Un abrazo,
Cuando estuve en Huesca vi alugunos, parecen fantasmas ... aquí en Andalucía, por lo menos en Cádiz, no tenemos que yo sepa.
La melancolía es contagiosa, sin duda.
Y el tema merece no sólo nuestra atención, sino preocupación también.
Tal y como está la situación y el futuro gris que se avecina, muchos somos conscientes de que el medio rural es una de las vías para salir adelante.
La idea de reconstruir pueblos abandonados mediante Escuelas-Taller no me parece temeraria en absoluto.
Muy buena entrada; estos temas merecen más difusión de la que tienen.
Un abrazo.
Esto deja un poso de tristeza.
Por cierto... viendo tu fecha de publicación y esto que me he encontrado hoy en un foro:
http://www.elmanifiesto.com/articulos.asp?idarticulo=3906
Me parece que has inspirado a alguien. O será casualidad, pero la misma foto inicial...
De pueblos abandonados sabe mucho la tierra que me acoge, del dolor del abandono, de la pérdida, de la decrepitud, de la vida abandonada, de los muertos olvidados....desde luego la melacolía se pega.
Pero me la sacudo para desearte un Feliz Año y recomendarte un libro por si no lo conoces "La lluvia amarilla" de Julio LLamazares
Pilar, nombras a Llamazares, que me encanta. Sí, conozco esa novelita que citas, y conozco también La lentitud de los bueyes, en que se repite un poco la misma historia: "Yo vengo de una raza de pastores que perdió su libertad cuando perdió sus pastos y ganados". Grande, grande. Un abrazo.
Descla, he entrado en el enlace y no sé, es curioso que lo ilustre con la misma foto. Bueno, da igual. Está bien inspirarnos entre nosotros, ¿no? Yo te inspiro a ti, tú me inspiras a mí, y dale vueltas al torno, que la vida es eso. Un abrazo molt fort.
Con esta entrada se me ha caido el alma como cualquier techo de una casa ruinosa. Fijate la de pueblos abandonados, fijate la de casas sin vender, fijate la de desahucios, fijate la de gente que vive en la calle y vivirá si esta crisis nos arruina como esas casas viejas. Fijate cuántos abandonos.
Un abrazo fuerte.
He visto docus sobre los pueblos recuperados y es un tema apasionante, y también los motivos de las personas que se arriesgan a vivir en condiciones no muy cómodas.
La vida siempre viene y va, y quien sabe...
Aquí había pueblos alrededor de los ingenios por ejemplo,que cerraron en la epoca de la dictadura y la gente que vivía de ellos se fué pero quedaron algunos,en nuestra parte del mundo la gente se concentra en las villas de emergencia de grandes ciudades que son caseríos de baja aaltura,de maderas podridas y chapas de cartón horribles e inhumanos,los pueblos no se vuelven fantasmas porque hay mucha riqueza en el suelo y la gente sobrevive pero no estamos acostumbrados al nivel económico que manejan allá,mucha gente aquí se conforma con muy poco,es decir comer a veces y estar medianamente sano.A mi me apena ver que existan casa vacías sepúltadas en el olvido,cuando seguramente fueron antes pueblos muy vivos,es bueno que los vuelvan a poblar si se puede,ya que ese silencio que tienen es triste,es como si reclamaran la presencia del hombre que los ha creado,el mundo no tiene equilibrio hay tanta gente sin techo y tanto techo vacío,es raro,pero hay personas en el mundo que con ese techo y si hay un poco de tierra fertil son felices,eso nos pasa a los humanos por poner barreras a todo vivmos en un mismo mundo pero repartido mal! Aqui mismo hay tierras fertiles que están solas,si vas al sur sobra espacio para poblar Argentina es inmensa,y no comprendo yo cuando viajo por mi pais ver tanto suelo vacio y llegar a casa y tan solo a dos cuadras encontrar tanta gente amontonada viviendo tan mal!Pero claro ese depende de los gobiernos que tienen que fomentar que esos lugares tengan posibilidades asi los que los habitan no necesiten marchar sino que encuentren alli todo,me encantó tu entrada! que tengas buen día y buen año!
A mí también me producen tristeza, la impresión de que algo vital e irrepetible se ha perdido dejando un rastro de pesar. Y es que, creo yo, nos impresiona su alma (porque también los lugares la tienen) y esa desolación de hallarse siempre sola.
Espero que el nuevo año te sea propicio. Un abrazo.
el tiempo se les detuvo ahí, me ha recordado alguna visita en mi época, paréceme verlos igual, sin volver empezado a moverse de nuevo el tiempo.
Y sí, no falté a mi cita anual barcelonesa.
feliz año
Sí siguen las cosas así, en mi tierra, Jaén, se empezarán a quedar así muchos pueblos.
Precioso pueblo, ojalá que los ocupen empezará una nueva manera de hacer las cosas y ser autosuficiente, y eso en una ciudad es imposible.
Saludos y un abrazo Ramón, las fotos son fantásticas ,preciosas.
Sí me siento tocada por tu entrada. Yo sería incapaz de irme a vivir a uno de ellos porque me asusto con casi todo y me ahogo sin el mar (literalmente), pero tantas personas como hay sin hogares tiradas en las calles de todas las ciudades... ¿no estaría bien que repoblaran y volvieran a dar vida a esos campos y alimentarse(nos) con sus frutos? ¿que devolvieran la dignidad a esos lugares llenos de historias?
Me dejas pensando, niño
dos abrazos
pd si subo por tu tierra, un par de cervezas caen seguro ¡¡vaya que sí!!
Casas y pueblos enteros deshabitados y por otro lado muchas personas sin techo, sin hogar...
esto es de locos¡¡¡
Un beso
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