Para todos los amigos que aún no lo sepan he abandonado este blog y he abierto otro. Ahora me encuentro en Accés a Maians, lugar en el cual voy colgando las nuevas entradas y donde me gustaría encontraros a todos.

dijous, 24 de juny del 2010

PARÍS BIEN VALE OCHO AÑOS (YO ESTUVE EN LA PLACE VENDôME)

Visité París, por primera y única vez de momento, el mes de julio de 2002. Visité los museos que manda, con excelentísimo criterio, el sentido común (Louvre, Rodin y d'Orsay, a los que dediqué una entrada en mi blog anterior, ahora hace justo un año); visité edificios emblemáticos, como la ópera Garnier, la Madelaine, la torre Eiffel, el Pompidou, el arco del triunfo; paseé por el Sena, por el canal Saint Martin, por la rue Rivoli, por los boulevares y por el Quartier Latin; tomé algo en los cafés de Saint Germain des Pres y las heladerías de la Ile de la Cité; subí a Montmartre y bajé a Montparnasse; me extasié en la place des Vosges, entré en muchas librerías, me dejé llevar por el mito, busqué a la Maga en todos los puentes pero sabiendo que de hallarla la encontraría en el Pont des Arts. Todo eso hice. Lo cual equivale a decir que me enamoré de París.
En esos días viajé con una antiquísima cámara de fotos digital y dos memorias Compact Flash. A medio viaje cambié la memoria y continué haciendo fotos, llenando con fruición la segunda. Cuando llegué a Barcelona puse las memorias en el ordenador y descubrí, con verdadero horror, que una de las memorias se había estropeado. Es decir, que había perdido la mitad de las fotos de mi viaje a París. Sentí aproximadamente lo mismo que sentiría si me arrancaran una muela sin anestesia.

Pero no me resistí. Visité casas de fotografía, fotógrafos más o menos reputados, consulté con el fabricante de la cámara y con algún medio hacker de esos que consiguen lo imposible. Y todas las respuestas fueron exactamente la misma: olvídate, tira la memoria e imagina que nunca hiciste esas fotos. Son irrecuperables.
Pero no hice caso. Por un lado, ¿cómo imaginar que nunca hice esas fotos? Equivalía a imaginar que nunca estuve en París. ¿Y cómo deshacerme de la memoria estropeada? Tirarla a la basura, por inútil que fuera, implicaba sentir que me arrancaban la otra muela. La memoria fallida, la memoria alzheimica, se convirtió casi en un icono de la ceguera, un recordatorio de que yo estuve allí pero no podía asegurarlo.

Fueron pasando los años y se comenzó a hablar de algo nuevo (tanto y tan deprisa cambia la tecnología): los programas de recuperación de fotografías. Ahí estaba la memoria, en una caja, como en una tumba por inútil. Era tanto mi descreimiento que no pensé que las fotos pudieran ser recuperadas jamás.
Pero hace cosa de un par de semanas me decidí. Desenterré la memoria ingrata, la memoria que me falló, mi estropeada memoria parisina. Me bajé un programa de recuperación de fotos que estaba puesto en Softonic. Y probé suerte. Nada. Cero imágenes recuperadas. Bajé otro programa sin ninguna esperanza. Y tras instalarlo observé que el número de imágenes que se recuperaban iba creciendo de forma extraordinaria. Si tardó tres minutos en leer toda la memoria fueron tres minutos que ni respiré ni parpadeé. ¿Era posible lo que parecía que estaba ocurriendo? Solamente iba a creerlo cuando el proceso hubiera terminado y pudiese contemplar, ocho años después, las fotos de París.

Las vi. Las tengo. Las recuperé. Con peor calidad, supongo, pero algo es algo (son las que ilustran esta entrada, entre muchísimas otras). ¿Alguien puede imaginarse lo que se siente al ver unas fotos, hechas con la máxima ilusión, ocho años más tarde? ¿Alguien puede figurarse la ilusión de borrar de un plumazo ocho años y sentir que de repente ayer estuviste en París y hoy estás viendo las fotos de la forma más natural? Desde ese día me he acordado mucho de Walt Disney, por ejemplo, y la historia de la criogenización me parece seguramente un poco menos absurda.
Pero lo más curioso es la memoria y sus circunstancias. No la memoria Compact Flash, sino la memoria humana. Cierto día, viendo un documental por la tele, apareció la place Vendôme. Pensé entonces, o quizá pensé más tarde, que qué raro haber estado en París y no haberme acercado a la place Vendôme. Supe que cuando regresase no me la iba a perder. Pues bien, cuando el otro día, tras ocho años, vi las fotos de París descubrí una fotografía mía en plena place Vendôme. ¿De qué forma llegué a olvidar esa plaza? ¿Por qué extraño mecanismo creí que yo jamás estuve ahí? Esta plaza me recordará a partir de ahora que no sólo fallan las memorias Compact Flash sino también las que llevamos incorporadas. Pero que, no se sabe por qué extraños mecanismos de la vida o del destino, ambas pueden ser recuperadas.

23 comentaris:

emejota dijous, 24 de juny, 2010  

Comparto tu emoción. Si, sé lo que se siente, porque me ha pasado, no solo con imágenes, sino con memorias escritas, y no ocho sino veinte años, al menos. Tu narración me ha tenido en vilo mientras la leía, resulta emocionante. Un abrazo.

mariajesusparadela dijous, 24 de juny, 2010  

De lo que me alegro más es de que seguramente no te has enterado de que te reimplantaban la muela arrancada sin anestesia.

RGAlmazán dijous, 24 de juny, 2010  

No sé si París bien vale una misa, pero siempre vale la pena volver a París. Es la única ciudad del mundo que me ha producido adicción. Tengo que volver allí cada poco tiempo. Habré estado en París muchas veces, pero cuando pasa un par de años de la última vez siento mono de esa ciudad. Y tengo que volver.
Una maravilla. Me alegro de que recuperases esas fotografías, son parte de la memoria, sin duda.

Salud y República

RGAlmazán dijous, 24 de juny, 2010  

No sé si ha memorizado mi comentario. Cuando he dado al enter me ha salido una cosa muy rara.
Por si acaso no se ha grabado, decía que París es la única ciudad a la que tengo adicción. Pasar cierto tiempo sin volver a ella me crea mono, y vuelvo. Una maravilla.

Me alegro de que hayas recuperado las fotos, son parte de la memoria del viaje.

Salud y República

Isabel Martínez Barquero dijous, 24 de juny, 2010  

Lo más terrible, Ramon, es que empezamos a ir todos de viaje como si fuéramos japoneses: nuestro ojo ve a través de la cámara y no se explaya nuestra pupila y nuestro intelecto en lo observado.
Me alegro de la recuperación de las fotos, y menuda odisea para ello (chico, qué perseverancia).

Ay, París, París... Qué nostalgia me ha despertado tu entrada. Tres veces he estado y me parecen pocas. ¡Quiero volver a París!

Petons llorosos por París y sus puentes, sus museos, sus entrañables barrios, sus bulevares, sus cafés-escaparates, sus cruasanes, sus sandwiches croque dame, sus quesos, sus batoux mouches, su cielo, sus torres, sus modernos edificios de la Defense. Petons por tout París.

Eastriver dijous, 24 de juny, 2010  

Emejota, me ha dejado maravillado lo de los veinte años. Significa recuperar un pedazo de ti mismo. Un beso.

María Jesús, sí, me reimplantaron la muela. El destino a veces tiene esas cosas.

Rafa, es fascinante París. No conozco a nadie que no le gustara. Un abrazo.

Felipe Medina dijous, 24 de juny, 2010  

Nadie debería morirse sin haber visitado París.

En París nos encontramos con lo más sentido y con lo más discutido.

Viendo el Sena discurrir es como sentir el lejano acordeón de un corazón que se antoja cobijado.

Felicidades por poder recuperar tus fotos que son,sin duda,un gran momento de tu memoria.

Saludos

Errata y errata dijous, 24 de juny, 2010  

Pues es un hecho que también hay muchas cosas que nos inventamos que vivimos, y que en realidad no ocurrieron y podemos jurar que pasaron. La memoria actúa de una manera muy curiosa y fascinante. París es un encanto de ciudad, pero Barcelona me sigue gustando más. Y la forma en la que vos escribís, combinando esa sensibilidad tan particular tuya con esa humilde manera de enseñarnos - me atrevería a decir que casi sin proponértelo - es un regalo. Gracias por enésima vez. Un gran abrazo,

nocheinfinita dijous, 24 de juny, 2010  

Me alegra que hayas recuperado esas fotos, son bonitas.

Yo no conozco Paris, espero no tardar mucho en visitarla.

Un abrazo

Darío dijous, 24 de juny, 2010  

Pienso que tenés suerte de conocer todos esos lugares tan maravillosos. Pero parafraseando al Riba de Vila-Matas, diría que es momento de dar el "salto inglés". O es una paparruchada?
Suerte, para mañana, con la furia...o sos un anti-fútbol?
Un abrazo.

Eastriver dijous, 24 de juny, 2010  

Isabel, es un poco verdad lo que dices pero en otras ocasiones la cámara ha sido una excusa fantástica para ver cosas que seguramente de otra forma no hubiera visto... París es maravilloso, en eso coincidimos todos (los humanos, me atrevería a añadir). Un beso.

Felipe, las fotos son un poco nuestra memoria. Un poco sólo... Y recuerda que nuestra vida es el Sena, que va a dar en el mar que es el morir... de mientras, los puentes y toda la Rive Gauche le compensa de tan inevitable destino.

Maia, qué ilusión chatear contigo el otro día. No sabía ni que gmail tuviera chat cuando de repente se abrió una ventana por la que te asomaste divertida... Gracias por todo lo que dices. Un gran abrazo.

Noche, anímate a pisar París este verano, si puedes. Y luego me cuentas en tu blog, y me das envidia...

Pulgarcito roedor: el salto inglés lo doy cuando sea, me gusta mucho London aunque la conozco poco. Además soy muy nórdico. Admiro mucho el norte, la verdad. Y respecto a mañana, cierto que no soy muy de fútbol pero es que además, aaaaaay, soy catalán, y la roja me deja bastante indiferente. Un gran abrazo.

Unknown dissabte, 26 de juny, 2010  

¿la roja indiferente? y yo que me acordé de vos cuando el triunfo y la clasificación, je!
ay París!
cómo me gustaría conocer esa maravillosa ciudad!

te dejo un abrazo y comparto tu sentir estimado Ramón!

Adal

Camino a Gaia dissabte, 26 de juny, 2010  

No conozco París. Nunca lo he visitado. Así que puedo imaginarlo sin trabas ni reglas, sin impedimentos de la memoria.
Pero algunos dicen, que como realidad, supera la fantasía. No me extrañaría que fuera verdad.

Un abrazo

El Pobrecito Hablador del Siglo XXI dissabte, 26 de juny, 2010  

¡Qué pena recuperar las fotos! ¡Qué lástima recuperar la memoria personal! Otro viaje a París, nuevas vivencias, la posibilidad de inventar sobre los recuerdos perdidos y convertir el pasado una maravillosa invención.

... Aun así: menos mal, Ramón.

¡salud!

PACO GÓMEZ dissabte, 26 de juny, 2010  

Amigo Ramón, mi enhorabuena por el maravilloso nombre del cuaderno que empiezas. No creo conocer a nadie que no tenga Paris de alguna manera en su alma. Debe ser por eso que siento tus palabras tan mías. Un abrazo grande, grande.
Paco

Maripaz diumenge, 27 de juny, 2010  

Que costancia la tuya...creo que ha merecido la pena, pues las fotografias son muy bonitas y son recuerdos de momentos vividos, que has captado con tu propia manera de observar la belleza.
Nunca he estado en Paris, pero no me lo pienso perder...

Mar diumenge, 27 de juny, 2010  

Hola guapo!!!

Ya estoy por aqui, no se si algo tarde, pero dicen que mas vale tarde que nunca jajaja, me toca hacer los deveres asi que te ire comentando segun pueda ir leyendo ;)

Feliz fin de semana!!

Besitossssss

Lembranza diumenge, 27 de juny, 2010  

Yo estoy preparando mi primer viaje a París será para Agosto, estoy feliz mis hijas dicen que vienen, será inolvidable. Ya sabes, si has conocido algo entrañable ademas de o que normalmente se visita, dimelooo. Es normal que te olvides de cosas, son pocos días y muchisimas cosas por ver.Un abrazo

ARO diumenge, 27 de juny, 2010  

Yo también me enamoré de París. He estado allí en tres ocasiones y volveré, seguro que volveré. Soy de París. Me "suliveya" París, hablar mi francés cada vez más deficiente de no usarlo, escucharlo y fotografiar con una mejor cámara los lugares emblemáticos. Yo no perdí la memoria de mi cámara: la primera vez que fui aún no las había digitales; la segunda y tercera vez llevaba una camarita de baja calidad.

La experiencia de perder las fotos realizadas con tanta ilusión debió ser terrible. Menos mal que los avances tecnológicos parecen poderlo todo.

Montserrat Sala diumenge, 27 de juny, 2010  

Esto si que es una gozada! Como diria el de la zarzuela castiza"Los tiempos adelantan que és una barbaridad". Me alegro mucho por tí. en cuanto a la de la plaza Vendôme, lo más seguro es que te hecieses la foto sin reparar donde estabas. Saludos

Anònim dilluns, 28 de juny, 2010  

Por mucho que se intente liquidar la memoria, ésta siempre vuelve, de un modo u otro. Por fortuna, siempre existen mecanismo de recuperación y restauración de la misma.

¿No encontraste a la Maga? Tenías que haber esperado cuatro años más y nos hubiéramos encontrado a mitad del puente ;)
Un abrazo

Jose Lorente dilluns, 28 de juny, 2010  

Esa sensación de que si no hay fotografía no hay vivencia es lamentable, incluso llegar a pensar que si se pierde la imagen que en su día captamos con la cámara se borrará esa experiencia de nuestra memoria.

Me gusta hacer fotos pero cada vez hago menos, precisamente por esto. Disfruto más del viaje cuando consigo olvidarme de la cámara. En ocasiones salgo de la habitación del hotel para comenzar las visitas y al cabo de un rato me doy cuenta de que no llevo la cámara encima. Tras la decepción inicial me invade una agradable sensación de alivio y de relax.

Es probable que no haya visto ni la mitad de las fotos que con tanto interés he ido haciendo en mis viajes.

Bonita entrada. De todos modos, yo también hubiera guardado esa tarjeta de memoria y hubiera tratado de recuperar las fotos de cualquier manera.

Un abrazo.

NINA dissabte, 10 de juliol, 2010  

Ramón querido,
yo estuve en París dos meses y lo recorrí de arriba a abajo, pasando también por Barbés.

Sólo que yo no tenía máquina digital y sólo una descartable con la que saqué algunas poquitas fotos.

Así que debo recurrir a mi memoria propia para recordar todos los lugares divinos por los que paseé.

Tengo la ilusión de volver a París y sacar 500 fotos!
A lo mejor se me da en octubre.

Baci

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