PLAZA CATALUNYA, 2
El sábado pasado estuve en Plaça Catalunya, reflexionando sobre mi indignación, que es la de muchos. Dejé una crónica en este blog. Evidentemente un movimiento de este tipo va languideciendo hasta que, en una futura ocasión, pueda volver a salir a la calle para expresar el enfado de forma más organizada, contundente y eficaz. Sabemos que el espíritu del 15-M sigue vivo y que se irá manifestando periódicamente, sin prisas pero sin pausas.
La plaza Catalunya se ha ido vaciando durante los días de esta semana. Pero las elecciones ya han pasado y los políticos no tienen tantos miramientos. Ya el lunes, el alcalde electo de Barcelona daba su plácet a un desalojo pactado con el alcalde en funciones. Y esta madrugada pasada el Conseller de l'Interior ha sacado a los Mossos a la calle con la excusa de que la plaza olía mal. Con la excusa, ésta puede que real, del cruce futbolero de mañana por la noche (si el Barça gana, cosa que espero y deseo, que lo cortés no quita lo valiente).
Tenemos unos políticos tan listos que no saben aún que su chulería llena las calles de rabia. Tenemos unos políticos tan espabilados que, por querer dar rienda suelta a su autoritarismo mal disimulado, construyen un problema donde no había ninguno y, a la postre, logran justo lo contrario a lo que ellos deseaban.
Resultado: esta noche la plaza Catalunya ha vuelto a llenarse. Como nunca. Como no lo estuvo ni siquiera la semana pasada. Como no lo estuvo ni siquiera el 15M. Listos que son nuestros políticos.
He estado ahí. Sorprendido por una afluencia tan masiva e inesperada. Repulsa contra una actuación de los Mossos excesiva y franquista. Cacerolada. Consignas (entre ellas, una dedicada al conseller de los Mossos, Puig, dimissió). Ambiente lúdico y de apoyo a los indignados. Mensajes con los amigos que también estaban ahí y a los que, sin embargo, no era posible localizar dada la afluencia (Rosa, Ataulfa); mensajes a los amigos que estaban fuera y no lo podían vivir en directo...
Luego, por la noche, he visto un viejo vídeo del entierro masivo de Durruti en Barcelona. Una filmación histórica de los tiempos de la guerra. Barcelona, entera, salió a la calle reivindicando la figura de un anarquista que luchó contra el fascismo. Guardando las distancias la filmación me ha recordado que cuando en Barcelona la gente se mueve, indignada, se detiene el tráfico y se cortan las avenidas. Como hoy mismo.
Indignado. Rabioso. Pero sabiendo que queda espacio para la esperanza.
(Por cierto, vean y escuchen a Buenafuente)