RUBIANES SOLAMENTE
Lo que se entiende menos es que Pepe Rubianes, el deslenguado, el maleducado, el hombre que de cada cinco palabras pronunciadas tres eran un taco, el políticamente incorrecto, se ganara el aprecio del siempre conservador pueblo catalán. Aquí se le quiso, y mucho. Y se le extraña. En la película documental de Huerga que vi hace pocos meses por TV3, con amigos entrañables como el director teatral Joan Lluís Bozzo, el cómico y ex sacerdote Carles Flavià, el sacerdote políticamente incorrecto Manel Pousa (el "pare Manel") o el cantautor Joan Manel Serrat hablando cariñosamente de él, puede comprobarse. (Todos ellos, y algunos/as otros/as que también aparecen en la película, se autodenominan Las viudas de Rubianes. Recientemente se ha originado una desagradable polémica entre ellos y la hermana y heredera del cómico, que les acusa de aprovecharse de su memoria, pero no entraré en asuntos tan desagradables que pienso que Pepe no merece).
Curiosos estos personajes, amigos de Rubianes. El "pare Manel", por ejemplo, tan inclasificable, o Carles Flavià. No es casual que todos ellos fueran amigos. El pare Manel es uno de esos curas perseguidos por la jerarquía, que hace lo que le da la gana, y que monta festivales para conseguir dinero para los pobres con lemas que le escuecen hasta el horror al señor obispo. Y Carles Flavià es un cómico muy interesante que ha abandonado el sacerdocio porque no era exactamente lo suyo: durante muchos años combinó la juerga nocturna con regresar pronto a casa para poder oficiar la misa de ocho. En una ocasión sus amigos gamberros, que ignoraban que era cura, le preguntaron por qué tenía que retirarse tan pronto (a las siete de la mañana, dónde vas a parar, eso es muy pronto si pasas las noches en los tugurios del barrio chino): él les dijo que tenía que oficiar misa. Obviamente los amigos se partieron de risa. Como el otro no puso objeción cierto día le acompañaron. Entraron en una iglesia, se sentaron y vieron, sorprendidos hasta el extremo, como su amigo de juergas aparecía con la sotana y comenzaba su trabajo. (Ante estos catalanes me da mucha rabia que actualmente los catalanes más famosos en España sean los muy aburridos de CIU, sinceramente).
Rubianes, el añorado, el admirado, se hizo popular en España gracias a una intervención que los fachas (sus odiados fachas) supieron aprovechar. Él, comprometido con la causa republicana y de izquierdas, comprometido con una España seguramente federal y nada patriotera y menos facha, se metió con la España eterna, y lo hizo con mucha gracia. Creo recordar que con motivo de la presentación de su espectáculo Lorca eran todos, espectáculo que reivindicaba a todos los muertos de la guerra en una época en que las derechas demostraron a las claras que su opción pasaba por el olvido, asistió a un programa de tv3 y allí, hablando de la unidad de España, tuvo la osadía de ser terrible. Se pasó tres pueblos pero dijo cosas que, bien entendidas, son impecables. Porque él pensaba que había otra manera de ser español. Y no se lo perdonaron. Contened la respiración y mirad el vídeo en que los fundidos en negro sirven para separar elementos para el escándalo (creo que lo montó alguien muy escandalizado).
Tras aquel escándalo se marchó a África durante mucho tiempo. Contaron en la película que a partir de entonces se le hizo difícil caminar tranquilamente por la calle: le insultaban y le aplaudían a partes iguales, pero los insultos eran especialmente crueles. Eso en Barcelona; a Madrid ni se planteaba ir, como es natural. Permaneció inquebrantable el apoyo de sus amigos de siempre (Buenafuente, por ejemplo, que le entrevistaba cada tanto, o periodistas catalanes como Om o Soler), pero la vida en la piel de toro se le hizo casi imposible (normal cuando aquí ser español implica serlo desde el lado facha de la vida). Es por eso que se largó, y se inventó que se había casado con una negra guapísima, que era lo que seguramente hubiera deseado. En la película me llamó la atención una cosa que dijo el propio Pepe, en un vídeo que grabó desde África yo creo que para un programa de Buenafuente: que la vida política española, vista desde el continente de la miseria, se le antojaba una pelea de pijos. Una pelea de pijos en la que él también participaba cuando estaba, y que por eso prefería permanecer lejos.
Independientemente de todo lo político, qué pena que se muriera Pepe, la verdad. Porque era un alma libre que salía por la tele y decía lo que ya nadie dice. Si la forma de ser español pudiera ser la que entendía él (libremente, sin imposiciones, sin elementos sacrosantos) qué cómodos íbamos a sentirnos todos en este país que machaca hasta la aniquilación a quienes no respiran el mismo aire. Ved en las fotos cómo celebraron algunos su temprana muerte. Y ved también mi admiración indesmayable por ese galaico-catalán a quien prefiero millones de veces antes que a esa idea de España que se identifica con el dominio, la censura, el odio, la agresión, la mutilación y el asco. Tenía razón Rubianes: antes África que esa España.
Y para terminar, ved lo que escribió Álex de la Nuez en su blog en el año 2007 sobre este tema: ilustrador.