Para todos los amigos que aún no lo sepan he abandonado este blog y he abierto otro. Ahora me encuentro en Accés a Maians, lugar en el cual voy colgando las nuevas entradas y donde me gustaría encontraros a todos.

dilluns, 29 de novembre del 2010

UNA LECTURA

Observo en prensa y televisión que, desde España, se interpretan los resultados de las elecciones catalanas en clave básicamente española. Evidentemente se trata de una lectura sesgada e interesada. Es posible ver, claro, un ascenso del PP y un descenso acusado del PSC. Eso existe, y supongo que responde, en parte, a lo que ocurre en la política española. Pero hay bastante más.

En Catalunya son muchos los enfadados con el PSC. Parte de culpa es de la crisis, pero no toda (desde el propio PSC se ha reconocido esto). La tozudez socialista ha hecho que, desde diferentes sectores, haya personas enfadadas con las políticas cotidianas. Los socialistas generalmente han actuado con engreimiento e intransigencia en algunos aspectos. Han mantenido posiciones férreas y antipopulares, porque siempre han presumido de tener experiencia de poder. Esas posiciones han costado mucho dinero extra al erario público y han reportado una cierta antipatía al proyecto socialista catalán, francamente poco dialogante. No hablaré de autovías del litoral, de túneles, de infraestructuras, porque se desconocen estas pequeñas polémicas fuera. Además, hay también un enfado de base. Si ZP fue presidente en buena medida por el apoyo entusiasta del electorado catalán, ¿dónde estaban Chacón y Corbacho cuando muchos catalanes salimos a la calle en julio? ¿Sólo se nos quiere para apoyar a ZP? ¿Para cuándo el grupo parlamentario propio? ¿Era necesario que Montilla se resistiera a ponerse tras una pancarta que rezaba que Catalunya era una nación? ¿Se es una nación solamente cuando lo permiten desde Madrid? Son esas pequeñas cosas que, sumadas, terminan justificando el hartazgo.

La caída tremenda de ERC puede explicarse, entre diversos factores, por el monumental enfado de los republicanos a causa del apoyo del partido a los socialistas en 2006. Recuerdo que cuando Montilla fue proclamado President algunos republicanos se paseaban por la calle con un pin-senyera en la solapa junto a un lacito negro. Me pareció una exageración descomunal. Lo fuera o no, ellos no lo han olvidado. Y naturalmente, dejando de lado los votos de Esquerra que han ido a CIU, otros tanto se han juntado al proyecto de Laporta. Es el voto independentista enfadado con sus padres.

Algo indiscutible es la derechización del panorama político. O el resultado notable de los fascistas y racistas de Plataforma per Catalunya. Yo soy de los que piensan que si se hacen cosas mal hay un sector que se rebela. Y se rebela de forma ignominiosa, desde luego, porque son unos nazis. Que tomen nota todos y que hagan las cosas bien para que semejantes partidos no crezcan. Pero están ahí y, como decía hoy Ciber, "Ojo".
Observo también una polarización notable entre dos bloques de los que prácticamente nadie habla: por un lado el grupo de partidos constitucionalistas (PP, PSC y Ciutadans) y del otro los nacionalistas (cada vez más independentistas porque, claro, el nacionalismo acaba siendo independentista; CIU, ERC y Solidaritat). Los nacionalistas han pasado de sumar 69 escaños en 2006 a los 76 actuales. Si el gran logro del tripartito fue mezclar ambas tendencias, lo cual era bueno para España aunque España no se enteró, el fracaso del tripartito ha exaltado la polarización. El voto nacionalista se intercambia (nadie duda que parte del voto de ERC ayer fue a parar a CIU) y se agudiza (el propio Mas se ha definido como independentista). También se intercambia en el otro grupo (¿cuántos votos socialistas del cinturón rojo de Barcelona se han pasado al PP?). Y en medio de ambas tendencias IC, que pretende también cambiar la constitución y evolucionar hacia el federalismo (y que tampoco sería, por tanto, exactamente constitucionalista).

Cuando leo los titulares madrileños, que hablan solamente de Rajoy y de ZP, pienso que se están perdiendo parte de la película. Probablemente porque no la quieren mirar. ¿Se vieron en España las esteladas de la gente que aplaudía a Mas? En El Mundo y ABC la imagen de cabecera era Mas y señora ante lo que parecía sospechosamente una rojigualda (naturalmente era una senyera convenientemente recortada). Ellos van a lo suyo: que si los socialistas se derrumban, que si los populares están a un paso de la Moncloa. Es lo de siempre: a los periféricos se nos quiere solamente para fortalecer su feudo. No solamente no se nos entiende sino que además se utiliza nuestra voz para afianzar posiciones. Nos usan y luego nos leen como quieren. Es una muestra más de la falta de respeto que como catalán percibo.

diumenge, 28 de novembre del 2010

VISTAS DE (MI) CIUDAD




dimecres, 24 de novembre del 2010

MONTSERRAT

Me gustan las montañas, el campo, el monte, seguramente más que el mar. Y también es cierto que en ocasiones, en algunos lugares determinados, soy capaz de sentir la energía que brota de la tierra. Será por mi natural influenciable, no diré que no, pero lo cierto es que creo que puedo captar la energía de algunos lugares y de algunas personas.

He sentido esa energía especial, esa energía ctónica y telúrica, en muchos y diversos lugares. Muchas veces al lado del mar, es verdad (pienso ahora en Cadaqués y muchísimos lugares de nuestro Mediterráneo). Otras en lo alto de algunas montañas (en Delfos, este verano pasado). En algunas ciudades, en amplios territorios (Galicia, por ejemplo) o rincones no muy grandes. Son sensaciones, probablemente mediatizadas.

Hay un lugar muy telúrico en Catalunya: la montaña de Montserrat. Quien la haya visitado sabrá aproximadamente de qué hablo. No sé si es por ello o por una simple cuestión estética, pero me siento muy cercano a ella. Sé que es una montaña emblemática del catalanismo y creo que puedo decir que mi interés no tiene que ver con motivos políticos. Aunque me interesa la política, no todo en mi vida gira en torno a ella. Cuando me refiero a la naturaleza no olvido nunca que el planeta es el mismo para todos.
Ir a Montserrat equivale a subir al Monasterio, que está en lo alto de la montaña. Una vez allí uno puede optar por lo religioso o por el contacto con la naturaleza, además de disfrutar de las vistas. Este verano fuimos a Montserrat. En tren hasta Monistrol, y luego tomamos el funicular que trepa hasta los pies del Monasterio, encaramándose por la montaña. Una vez allí subimos, en un cremallera de vértigo, a la parte más alta, por encima incluso del Monasterio. Las vistas son espectaculares.
De Montserrat me gustan efectivamente las vistas; las caprichosas formas de los picos redondeados. También la espiritualidad de la gente, que no siempre está relacionada con la religiosidad o el clericalismo (un poco lo que ocurre con el Camino).

Este verano pasado observé algo nuevo. Una especie de tradición de última hornada. En la puerta del Monasterio, en un patio, las personas se colocan en la parte central y levantan los brazos hacia lo alto. Quienes hacían este extraño ritual eran extranjeros (ante la mirada estupefacta de los catalanes de a pie). ¿Dónde y cómo se ha iniciado esta tradición tan reciente? ¿Se debe a algún autor inspirado de guía de viajes que se la inventó? ¿Lo hizo una día alguien por casualidad y ha acabado convirtiéndose en una moda? Era como una coreografía perfectamente ensayada que todos conocían. Llegaban, algunos se descalzaban, miraban hacia el cielo, y levantaban los brazos. ¿Desde cuándo...? Da igual: me apropié del ritual. Si es cierto que algunos lugares pueden cargarnos de energía, no vamos a desaprovecharla los autóctonos. La poesía del entorno hizo el resto.

dissabte, 20 de novembre del 2010

LOS ENERGÚMENOS

Desde hace un tiempo recupero textos de prensa para compartirlos con los amigos de El far. El de hoy (Energúmenos) apareció en La Vanguardia el día 1 de octubre. Su autor es Sergi Pàmies, novelista catalán hijo de la también escritora Teresa Pàmies y del político comunista Gregorio López Raimundo. Si se me permite una pequeña implicación, diré que me gustaría dedicarlo a ese catalán impresentable, colaborador de El Mundo y de Telemadrid, llamado Salvador Sostres. Y a tantos otros energúmenos que nos rodean, nos asfixian, nos ahogan y al final nos estorban, que ensucian el aire que nosotros hemos decidido respirar tranquilos.
El energúmeno avergüenza a sus hijos y a sus padres, a no ser que sus hijos y sus padres también sean energúmenos, en cuyo caso se sienten orgullosos de él. No respeta el turno, ni las colas, habla en voz alta en el cine, aparca siempre en doble fila y cuando, con razón, le ponen una multa, blasfema y repite que "sólo eran cinco minutos", porque el energúmeno considera que sus cinco minutos son mucho más importantes que los cinco minutos de los demás. El energúmeno ronca, pero no porque tenga un problema respiratorio o de sobrepeso. Lo hace para fastidiar y hacerse notar incluso cuando duerme. En los aviones, suele reclinar violentamente su asiento hacia atrás y si algún pasajero pone mala cara ante sus ruidosos aspavientos, lo fulmina con la mirada, buscando el conflicto que le permita discutir, amenazar y comportarse como el energúmeno que es.

El energúmeno presume de todo: de haber pagado menos por su coche que el común de los mortales, de tener amigos influyentes y de no llevar nunca ropa interior. Cuando practica el sexo, ya sea pagando o de forma gratuita, el energúmeno resopla como un cochino hasta alcanzar el clímax y se queda dormido al momento, a ser posible encima de sus víctimas, que suelen morir por asfixia o aburrimiento. Sea de derechas, de izquierdas o de centro, el energúmeno trata mal a los camareros y a los taxistas y cuando habla de su mujer delante de ella utiliza la palabra "esta" en un tono que fluctúa entre la condescendencia y el desprecio.

El energúmeno cree que hay que tener deudas para ser alguien y no pagarlas nunca para ser respetado. Nunca desconecta el teléfono móvil, llama de tú a los adultos que no son de su raza, amenaza a los profesores que suspenden a sus hijos y, siempre que puede, paga con dinero negro. Cree que los hombres que se depilan son unos maricones, que las mujeres son un poco putas y que todos los políticos son unos ladrones. Tiene soluciones drásticas para resolver el paro, la crisis, la delincuencia, la contaminación, la inmigración y los malos arbitrajes, y si cometes el error de escuchar sus argumentos, descubres que la solución es la misma para todo: mano dura. A veces, gracias a la lotería del azar, el energúmeno se tropieza con otro energúmeno. Y aunque el encontronazo suele ser desagradable, proporciona a los que no son energúmenos cierta esperanza. La esperanza de comprobar que, con un poco de suerte, los energúmenos acabarán eliminándose los unos a los otros y que, cuando hayan desaparecido, el mundo será un lugar un poco menos insoportable.


Sergi Pàmies

dimecres, 17 de novembre del 2010

MONTILLA ET ALT.

Lo único malo de que el papa se haya largado es que aquí ha coincidido con el inicio de la campaña electoral. Y a mí me pilla con el pie cambiado.

Ya hace cuatro años la cosa no me gustó nada. Pero seguía existiendo una ilusión para detener a la derecha. Se presentía que, aunque nada fuese lo ideal, porque no lo era, y las cosas no pintaran bien, al menos era posible conseguirlo y se pensaba que merecía la pena. Teníamos la experiencia de los tres primeros años de tripartito. Pensábamos en 2006: "Probablemente en estos tres años los partidos de izquierda no han podido conseguir lo que pretendían, por el marcaje directo a Maragall, a Carod y al resto". Ahora ya no pienso eso. Ahora pienso que lo han hecho tan mal como han sabido, y es desmoralizante.

Montilla nunca fue santo de mi devoción, pero no me parecía mal tener un President nacido en Córdoba. Creí que decía algo bueno de los catalanes, siempre con fama de tan nuestros. Ganó Montilla, ni que fuera por pactos, y nadie dijo nada bueno ni alabó lo que yo creía que iban a alabar. Como siempre; lo malo de los catalanes se censura al instante. Lo bueno, ni se menta. (Aunque probablemente esto sea válido para cualquier comunidad, por desgracia). Y la cosa política del día a día se fue enrocando hacia el horror.

Digámoslo claro... En algunos sectores han hecho una política de derechas que CIU jamás se atrevió. No es casual que el PSC se hunda en las encuestas. Remontarán algo, porque siempre remontan algo los partidos. Pero la esencia de los socialistas en Catalunya ha sido, en resumidas palabras, gobernar sin complejos, gobernar con poca o escasa inteligencia (a la vista está lo contentos que estamos todos), gobernar no escuchando a la gente, gobernar con una cierta jactancia maleducada que me recuerda a la más vil derechona de siempre, y hacer alguna cosa buena, que justo es que les reconozcamos también. Asistimos ahora a un discurso de izquierdas preelectoral que básicamente nos lleva a preguntarnos que por qué lo que prometen para los próximos cuatro años ha estado tan alejado de la realidad de los siete previos. Digamoslo sin ambages: mi cabreo con el PSC actualmente no tiene límites. Porque ellos han dinamitado un sueño. El sueño que tuvimos muchos tras 23 años con Pujol. Tras 23 años de derechas, más civilizadas que las derechas peperas pienso yo, pero derechas al fin.
Con sus socios no me alargaré, porque quien ha marcado la pauta de estos años anteriores es el PSC, digan lo que digan ahora. Por un lado ERC ha estado oscilante en muchas cosas, con un cierto temor, sintiendo desde el primer día que se equivocó y no queriendo repetir antiguas salidas de tono. Un poco como bailando el baile de estos cuatro años pero tímidamente en una esquina. Algún acierto y mucha apatía. Miedo a meterse en jardines, no fueran a decirle que eso le pasaba por pactar con los socialistas. No creyéndose el gobierno, en definitiva. IC, un poco lo mismo. No han sabido defenderse y parecen abocados al lugar donde parecen estar más cómodos: la oposición. Es agotador: que den la imagen de oposición eterna. Porque es como decir, tú sueña que la cosa se quedará en un sueño.

Por eso, sin garantías, me siento al cabo de la calle. Quien me conoce sabe que no soy quejoso por naturaleza, y sabe también que pienso que en lo político hay que tener aguante y optar siempre por el mal menor. Pero, en este caso, siento que me han estafado, y eso son ya palabras mayores. Les contaré un secreto: no sé a quién votar. Por primera vez no sé a quién votar. Sé qué no votar, eso sí (ni PP, ni PSC, ni Ciutadans, ni CIU, ni por supuesto a la innombrable Rosita, la loca del pelo rojo).
Pero este gobierno, además de malo, ha sido idiota. Asómense al cartel de campaña de IU, con ese verde eléctrico horrible y Joan Herrera, que la verdad es que me cae muy bien, pero tan serio y desangelado. Parece una campaña diseñada por su enemigo del alma. Pero hay más. ¿Saben qué periódico han estado regalando en Cercanías desde que la Generalitat asumió las competencias? Véanlo. La Vanguardia. Sería como si, en vísperas electorales, Zapatero regalase El Mundo a los esforzados trabajadores que asisten a sus trabajos en ferrocarril. De juzgado de guardia.

diumenge, 14 de novembre del 2010

¡SAHARA YA!

Llevo tiempo, mucho, pensando en dedicar una entrada al conflicto del Sahara pero no sabía cómo. Este no es un blog estrictamente político o de actualidad, aunque lo político y la actualidad se asomen en bastantes ocasiones. Trato de no seguir la actualidad estrechamente. El far de Maians, como antes Ramon. Eastriver, pretenden recoger anhelos, pensamientos, experiencias diversas, recuerdos, según mi apetencia y mi tiempo disponible. Al principio me dije que no iba a comentar nada de actualidad, pero de repente uno lee algo y no puede evitar dar su opinión. Y bueno, no me parece mal integrar también la actualidad en este cajón de sastre que pretende ser esto.

Decía que hacía tiempo que pensaba dedicar una entrada al conflicto del Sahara sin saber cómo hacerlo. ¿Qué decir? ¿Qué novedad aportar? Tras leer Sahara Ponent, de Antònia, por ejemplo, uno piensa que es mejor callarse, porque en su blog aporta voces en primera persona y aporta opiniones muy documentadas. También otros blogs que he ido conociendo gracias a ella. Como el excelente Últimas noticias sobre los territorios ocupados.

O, ya de forma no específica, Ciber habla con su rabia y su ironía del tema en alguna entrada. O Rafa Almazán, Kabila. Y otros muchos amigos, en estos días, como la entrada de yraya recientemente. Es bueno cuando ocurre esto; cuando comienzas a abrir blogs y de repente todos hablamos de lo mismo. Es bueno porque significa básicamente que todos estamos de acuerdo y que el grito es grande, intenso, fuerte (porque convendremos que somos todos algo así como exponente de lo que se cuece bajo la superficie, si se me permite usar tan unamuniana metáfora).
No sabía cómo hablar del Sahara. No sabía y no sé. Porque no tengo nada nuevo que decir. Pero en cambio tengo la sensación imperiosa de que debo gritar. Tampoco tenía nada nuevo que decir cuando mataron a Miguel Ángel Blanco y aquella muerte me horrorizó, como a todos. Tampoco tuve nada que decir cuando mataron a Ernest Lluch, cuando mataron a tantos otros. Cuando Aznar, el despreciable, puso las patas encima de la mesilla auxiliar de Bush. Cuando los curas y la derechona salieron en procesión homófoba para criticar las libertades que poco a poco vamos consiguiendo. Cuando el Partido Popular le dio unas tijeras nuevas a ese órgano deslegitimado y partidista que es el Tribunal Constitucional.

Pero si en aquellas ocasiones grité porque sentí que debía hacerlo no puedo quedarme ahora callado. Alguien ha hablado recientemente de limpieza étnica. Mientras tanto asistimos impotentes al olvido y a la aniquilación de un pueblo maltratado. España no quiere líos y se calla. Francia ya sabemos con quien se alinea. Estados Unidos lo mismo. ¿Existe justicia en este mundo? ¿Qué puede hacer un pueblo pobre que no tiene el apoyo de tres importantes países? ¿Continuar muriéndose olvidado de todo el mundo?

Muchas son las injusticias que asolan el planeta. En estos días me llega, como un alarido, la retransmisión de la muerte de un pueblo. Muerte con tiros, con silencio, con censura. Y me resisto a callarme aunque no tenga nada nuevo que decir.
(También me maravilla la inmensa desfachatez del PP. ¿Eran ellos quienes estaban en la manifestación de Madrid? ¿O soy yo que ya veo cosas imposibles? Lo que es moverse por un puñado de votos. Es como si Sarah Palin se manifestara a favor del salario digno... Increíble significa que nadie se lo cree.)

dijous, 11 de novembre del 2010

INCONTABLES BESOS

Uno de los grandes amores literarios es el vivido por el poeta latino Catulo (S.I a.C.) y la simpar Lesbia (probablemente Clodia, dama de enorme belleza y de vida licenciosa). Fue un amor desgarrado, contradictorio, apasionado, radical. Odio, venganza, pasión y la más inesperada ternura se fusionaban en una relación con muchos, y pronunciados, altibajos.

En un poema que me gusta mucho Catulo medita lo siguiente: si él sigue amando a Lesbia después de tantos años, si sigue fascinado por ella, pero los celos que persisten le llevan a denigrarla públicamente, los insultos que ella le dirige deben ser también prueba de su amor inalterado. Y le pide entonces a quien le escuche que lleve su declaración de amor a Lesbia, que estará en aquellos momentos, y ahí la perversión y la rabia del poeta, acostada con trescientos amantes a la vez.

El poema que hoy os traigo es uno de los más bellos poemas de amor que yo he leído. Es el canto a vivir el instante apasionado, es una invitación al beso y al placer, es una apuesta por la libertad personal frente a quienes juzgan la pasión ajena, es un intento de subvertir la vida por la fuerza de la entrega. A través de los siglos, habla Catulo:

Vivamos, Lesbia mía, amémonos
y nunca nos importe un solo as
todo cuanto murmuren los ancianos.
Los soles que declinan luego pueden
salir una vez más, pero nosotros,
apenas que decline nuestra luz
tendremos que dormir noche perpetua.
Entrégame mil besos, después cien,
y, luego ya, otros mil, y cien de nuevo,
otros mil más aún, luego otros cien.
Después, cuando sumemos muchos miles,
los revolveremos para no saber la cuenta,
para que nadie, con mala intención, pueda mirarnos,
sabiendo cuántos fueron nuestros besos.

(La traducción la he tomado de internet, con algún cambio a mi gusto a partir de otras dos traducciones manejadas. Y la pintura que encabeza esta entrada es de Alma Tadema, siempre sugerente a pesar de tanta melancolía.)

dilluns, 8 de novembre del 2010

SUBSIDIO

Siempre he defendido el estado del bienestar.

Para mí, hoy en día, ser de izquierdas significa en realidad unas pocas cosas. Un compromiso con los otros y con la sociedad, por ejemplo. Con el medio ambiente y la sostenibilidad. Una lucha contra el silencio y la mentira, y una apuesta por la libertad, por unas normas que sean iguales para todos, para repartir derechos que nos igualen realmente, que en definitiva las obligaciones y los derechos sean los mismos. Para mí ser de izquierdas significa también una apuesta por la igualdad de todos y una intención de ayudar a los más débiles. Concibo ser de izquierdas, finalmente, como un prurito inexcusable de ser mejor individualmente, de luchar por una coherencia interna, de desterrar los prejuicios del tipo que sean, de rechazar siempre la hipocresía y el mercadeo.

Y todo esto, que es la base de la sociedad que yo quiero, resulta imposible sin lo que se ha llamado el estado del bienestar. Sanidad y educación para todos, eso para empezar. Ayudas a los más necesitados, a los desprotegidos, a los menos fuertes. Potenciar, incluso económicamente, la discriminación positiva. Pero también un subsidio para cuando las cosas van mal.

Lo que voy a decir ahora no es algo que haya percibido de forma residual. Son muchas, muchísimas, las personas que conozco que integran el subsidio del paro en su vida diaria. Como un año y pico de vacaciones pagadas. El otro día una persona me lo comentaba sin empacho ninguno:

- Esperaré a diciembre, a que se me termine el paro, para buscar una nueva ocupación. Es que el dinero que te dan está muy bien y francamente resulta difícil renunciar a él alegremente, teniendo en cuenta que se trata del 80% de tu sueldo. Quiero decir que resultaría una imbecilidad renunciar, sinceramente.

Esta conversación real no es un detalle. Es mucho más que eso. Conozco personas que, llevándolo al extremo, trabajan el tiempo necesario para cubrir el cupo. Una vez logrado se las apañan para quedarse sin trabajo y vivir del paro el tiempo que dura. Es decir, han integrado el paro a su forma habitual de vida laboral, exigiéndolo incluso, algo así como unas vacaciones que les pertenecen porque han cotizado. Otros no llegan a ese extremo: se limitan, si les llega el paro, a gastarlo como un premio que nadie puede discutirles.

Es evidente que se trata de un abuso. Tanto lo uno como lo otro. No puedo entenderlo, me cuesta comprender ese egoísmo extremo. Yo, que no he cobrado jamás ni un duro del estado que no me haya ganado, y que por no estar no he estado de baja más que una vez (dos meses, por una lesión), siento que soy sinceramente un imbécil. Quizá la razón la tengan ellos y no yo. Quizá ya sea hora de reclamar también mis dos años de vacaciones pagadas. Soy funcionario y eso no va a ocurrir nunca. Afortunadamente, dirán algunos. Afortunadamente seré de los que trabajaré siempre para que algunos impresentables puedan vivir de gorra. ¿Cómo no me va a enfadar?

¿Qué va a ocurrir? Probablemente que los abusos de muchos acabarán con algo que, bien usado, es un beneficio tan grande que seguramente ni nos damos cuenta.

¿Y a mí? ¿Qué me va a ocurrir? ¿Voy a dejar de estar a favor del estado del bienestar del cual muchos abusan? No creo. Ocurriría solamente si un día me diese por dejar de ser de izquierdas, lo cual lo juzgo harto improbable.

Lo que sí me ha ocurrido ya es que mis sueños de juventud se han visto alterados por el empuje de la vida y de sus tramposos moradores. Con el subsidio del desempleo me está ocurriendo lo mismo. Exijo un control más férreo, la verdad. Me resisto a pagarles a algunos sus abusos, esos mismos que luego tienen la desfachatez de criticar mis dos meses de vacaciones. De lo contrario, si veo que un sinfín de personas se aprovechan de algo en lo que creo firmemente, no me quedará más remedio que alinearme con aquellos que dicen que el estado del bienestar es una sangría imperdonable que acabamos pagando siempre los mismos.

Somos nosotros mismos muchas veces quienes destruimos los sueños que decidimos habitar.

(Tengo amigos que están en paro. Es evidente que no me refiero a ellos: me refiero a los caraduras que abusan. Esos caraduras que pueden hacer que la gente legal no se pueda aprovechar de algo lícito y que yo defiendo.)

dissabte, 6 de novembre del 2010

PUES ESO

dijous, 4 de novembre del 2010

TARDE JUEVES

Esta tarde de jueves he asistido a una manifestación en Barcelona. Es fácil imaginar cuál. De todas formas, por si alguien tiene curiosidad, lo cuento en una entrada en Grito de Lobos.

Esta es la entrada:

Si alguien viera la movida barcelonesa para recibir al Papa seguramente se sorprendería. Calles cortadas, perímetros de seguridad, sillas de madera donde antes había coches, recomendaciones institucionales... Yo no le espero, naturalmente. Pero como esta entrada va dirigida a Grito de Lobos, me cuido muy mucho de ser desagradable. Ya seré más corrosivo el sábado en mi blog.

He estado en la manifestación de esta misma tarde en la Plaça Sant Jaume de Barcelona. La Plaça Sant Jaume es el centro histórico de la ciudad, el antiguo foro romano. La plaza se abre en lo alto de una pequeña colina, actualmente casi imperceptible (aunque si te fijas puede observarse) que antiguamente recibió el nombre de Mont Taber. Ahí, en el corazón de la Barcino romana, estuvo ya el centro político, y ahí sigue estando.

Hoy en día las manifestaciones de pequeño formato se celebran allí, para que las consignas lleguen al Palau de la Generalitat, en esa plaza. He asistido ya a varias. La última, el acto de apoyo al juez Garzón del que di cuenta en mi anterior blog. Naturalmente cuando la manifestación se prevé masiva se realiza en otro lugar; en el Paseo de Gracia, desde la Diagonal hasta la Plaza Catalunya. A veces, cuando el número de participantes es muy elevado, no se detiene ahí sino que sigue, por la Gran Vía, hasta la plaça Tetuan. Recuerdo especialmente tres: dos contra ETA, con motivo de las muertes de Miguel Ángel Blanco y de Ernest Lluch, y la última contra la sentencia del Tribunal Constitucional recortando el Estatut, este mismo verano, que también conté en mi blog.

A pesar de que se ha llenado la plaça Sant Jaume, la de hoy ha sido una manifestación de pequeño formato. ¿Significa esto que la queja y la indiferencia que vive mi ciudad en torno a la presencia del Papa es de pequeño formato? No. Predomina la indiferencia. La gente pasa del papa, exactamente lo mismo que pasa de la religión.

Pero yo considero que no es suficiente. Considero que debemos gritar fuerte contra esta visita por todo lo que significa (y todo lo que cuesta). Uno de los conferenciantes ha pronunciado unas palabras contundentes. No estamos en épocas de grandes conquistas, a la vista está. Estamos en la época de mantener lo que se tiene, de luchar para que no nos roben lo que hemos conseguido (y Rajoy nos quiere robar, recordémoslo y empapémonos de El País del domingo). Se trata de hacernos fuertes para que no puedan eliminar lo que tardamos tanto tiempo en conseguir. La laicidad, por ejemplo. Por eso he ido. Como tantos, quiero preservar mi sociedad de la presencia castrante de la Iglesia. Quiero preservar mi vida cotidiana de una visión acrítica y acientífica. Quiero ampliar derechos y no restringirlos. Deseo que la sociedad avance en la dirección contraria a la que proponen ellos. Finalmente, entre el número enorme de amenazas que observo a mi alrededor (laborales, sociales) está también la amenaza de la Iglesia. Es así. Y así lo constato.

Por eso, como podéis ver, en el balcón de mi casa cuelga ya el Jo no t'espero.
Dóciles nunca.

(Y pido disculpas por la mala calidad de las fotografías)

dimarts, 2 de novembre del 2010

VIAJE EN EL TIEMPO

Ya sé que la mayoría habrá visto las imágenes que hoy traigo pero no he podido resistirme. En una película muda rodada en el estreno de la película del gran Chaplin El circo, del año 1928, aparece una mujer aparentemente hablando por teléfono móvil. No solamente con el teléfono en el oído, no: en un momento determinado de la filmación, hacia el final, parece que está hablando. Existen en youtube varios vídeos que reproducen la toma: me he decantado por la siguiente porque es donde considero que se ve mejor.

Es evidente que en 1928 no existían los teléfonos móviles. Según algunos se trataría de alguien que, tras viajar en el tiempo, se coló teléfono en mano desde nuestra época en el documental, tras asistir previsiblemente al estreno.

Imaginemos que esto último es cierto. Imaginemos que la señora, tal como parece, está hablando por teléfono. Si hablaba significa que ya entonces existía la tecnología para hacerlo. ¿Existían ya en aquella época las antenas de telefonía móvil? ¿No fallaba la cobertura?


Imaginemos por un momento esta escena. Cualquiera de nosotros está mirando una película de la época muda. Y de repente se ve a sí mismo, en su apariencia actual, en el metraje. Ello significaría que a no mucho tardar va a viajar en el tiempo, irá hacia la época de la película muda que está viendo y va a intentar (y naturalmente conseguir) participar como extra en la película que verá en 2010, unos 80 años más tarde.

Apliquemos esto a la señora del móvil. Si se trata de una contemporánea de todos nosotros, ¿ha viajado ya? ¿O acaso viéndose a sí misma en ese documental ha llegado a la conclusión de que tendrá que viajar en el futuro para poder salir en la película en la que ya sale?

Nada es tan evidente como parece. Ni siquiera el tiempo. O probablemente deba decir: nada es tan evidente como parece. Y mucho menos, el tiempo.



(Entendámonos: para que me crea estas imágenes, tendrían que demostrarme que existieron antes de que su descubridor las diera a conocer. De lo contrario puedo pensar que esa parte del documental es apócrifa y una burla del director irlandés George Clarke, que fue quien presuntamente las descubrió. O que se trata de un efecto óptico y la señora en realidad se estaba protegiendo del aire con la mano. O, qué caramba, puedo pensar que la hipótesis mayoritaria es la real y que efectivamente la señora ha viajado en el tiempo, posibilidad que los científicos en realidad nunca han negado.)

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