Para todos los amigos que aún no lo sepan he abandonado este blog y he abierto otro. Ahora me encuentro en Accés a Maians, lugar en el cual voy colgando las nuevas entradas y donde me gustaría encontraros a todos.

dimecres, 4 d’agost del 2010

SOMORROSTRO Y OTROS BARRIOS DE BARRACAS

En el Somorrostro nació la inmortal Carmen Amaya. Hoy el Somorrostro ya no existe, afortunadamente, aunque ha quedado inmortalizado en fotografías, filmaciones varias y una película sorprendente: Los tarantos, de Rovira Beleta.

El Somorrostro, con el artículo delante, era un barrio de barracas (chabolas las llamaban en Madrid) ubicado justo donde ahora está el Puerto Olímpico de Barcelona; es decir, al lado mismo del mar. Pero no era el único barrio chabolista de Barcelona. Estaban las barracas del Carmelo, por ejemplo, donde vivió Manolo Reyes, el Pijoaparte (vivió allí, seguro... los grandes personajes literarios existieron, por si alguien lo duda). Las de Montjuïch, habitadas básicamente por esos murcianos para quien Gil de Biedma reclamó "que la ciudad les pertenezca un día". Las de la Perona, barrio bautizado así en honor a Evita Perón que, en los días del nacimiento de ese nuevo enclave barraquista, estaba confraternizando con los Franco en la ciudad condal (por cierto, qué horrendo y qué franquista queda lo de ciudad condal; prometo no volver a usarlo jamás). O también las barracas del Camp de la Bota, donde unos años después levantaron Diagonal Mar y montaron el belén absurdo del Forum 2004.


Siempre me ha llamado mucho la atención esta historia olvidada, silenciada, de mi ciudad. Hablé de ella en mi anterior blog, a raíz de visitar la exposición La ciutat informal. Y he sentido siempre un enorme respeto por estos inmigrantes que llegaban de la España profunda, sin nada absolutamente, y que se veían obligados a malvivir en condiciones deplorables, sin luz, sin agua, sin las mínimas condiciones higiénicas, olvidados, proscritos, al lado del mar o en las faldas de las montañas. Se generan inmediatamente multitud de planteamientos. ¿Se ha hecho verdaderamente justicia con ellos? ¿Las comodidades les llegaron demasiado tarde? Y, ya en el campo de las correspondencias, ¿estamos repitiendo la historia con quienes van llegando en estos días?

Ayer por la noche volví a ver el excelente documental Barraques. La ciutat oblidada. Puesto que la mayor parte está en castellano, pongo seguidamente un trozo. La mujer que sale al principio, Julia Aceituno, vivió en el Somorrostro durante muchos años. Hija de un rojo que fue asesinado por la Guardia Civil por ayudar al maquis, se vio forzada con su madre, tras el paso por la cárcel, a emigrar a Barcelona desde Andalucía, como tantos otros. Sus planteamientos en el reportaje son enormemente lúcidos. Cuenta, ya hacia el final, cómo cuando les dieron el ansiado piso (del Ministerio de la Vivienda franquista) sintieron que habían ganado una guerra. Por primera vez en su vida podrían habitar una casa en condiciones. Pero tampoco fue así: a los pocos meses las paredes se fueron deshaciendo como galletas. Los pisos estaban afectados por aluminosis. Tuvieron que reiniciar la lucha, inacabable.



Y aparecen más personajes. Por ejemplo, una mujer que lamenta que la Iglesia estuviera sólo para darles la primera comunión y poco más. Su queja no es tanto por la insalubridad, por la ausencia de servicios, por la falta de higiene. Dice la señora en un momento determinado: "Lo que jamás podré perdonarles es que nadie se preocupara por darnos la más elemental cultura". Es decir, nadie se preocupó por darles las armas para que pudieran salir de aquel entorno en el cual se encontraban.

Las ciudades y los pueblos están hechos justo de eso: de mezclas, de gentes que han ido llegando, que se han incorporado al paisaje, que han traído sus propias costumbres y sus propias tradiciones y a la vez han ido asimilando las nuevas. Creo que nunca está de más analizarnos, observar cómo recibimos a quienes llegan, a quienes vienen para quedarse, a quienes pasado mañana serán tan de aquí como quienes llevamos más tiempo. Os recomiendo mucho que veais el reportaje: fraccionado en nueve partes puede verse en youtube.

29 comentaris:

Jose Lorente dimecres, 04 d’agost, 2010  

Ayer vi el documental y se me ponían los pelos de punta, igual que ahora al leer tu entrada y el magnífico análisis que haces.
¡Cuánta sabiduría en Julia Aceituno, y en el resto de personajes, a pesar de la incultura que les impusieron!
Si la mejor defensa es un buen ataque, el mejor ataque es desproveer de defensa. Los totalitarismos saben mucho de esto.
Lamentable también la imagen de Maragall con el mallo en El Carmelo posando para la foto. Esta fue la única zona de Barcelona que yo aún vi con barracas habitadas. Del resto no tenía ni idea y me ha sacudido profundamente la fibra sensible. También muy significativo el hecho que algunos de ellos, como el señor de Montjuïc, se sintieran felices viviendo de ese modo. En cierto modo es comprensible, ya que como sucede con algunas favelas en Brasil, ocupaban los mejores sitios de la ciudad. Pero evidentemente sin alcanzar los requisitos mínimos de habitabilidad e higiene.
Magnífico documental (me atrevería a decir que la televisión pública catalana, en especial el canal 33, es la única cadena medianamente seria que queda) y magnñifica tu entrada también, por supuesto. Que conste que había pasado por aquí esta mañana al verla anunciada en mi escritorio pero entonces al tratar de acceder me decía que la página no existía. He vuelto al leer tu comentario en mi blog y entonces sí que estaba operativa.
Un abrazo enorme.

Darío dimecres, 04 d’agost, 2010  

Que preciosura, Ramón. Sobre todo, tu relato tan cálido y esa conclusión tan consecuente con el "todo", y el todo, no es sólo el texto, sino además tu pensamiento completo.
Siempre me pongo muy triste por ver como tratamos a los que vienen. Es una tristeza inexplicable, y es porque el que vive en esta tierra piensa que es "dueño" y además, dueño de una verdad absoluta que no se sabe de donde cornos heredó.
Y creyéndose dueño de todo, propietario, piensa que por ello, los que vienen de otro lado deben lustrarle los zapatos y trabajar por él. Y ahí, empiezo a cuestionarme otra vez el valor de las "naciones", de las "fronteras". Una gran bola de nieve enfermiza.
Un abrazo.

mariajesusparadela dimecres, 04 d’agost, 2010  

Me pasó como a Jose L,: quise entrar por la mañana y me decía que la página no existía.
Cataluña fue la primera Europa española, aunque mis paisanos se iban a poblar las américas.
Y, sí, lo hemos olvidado.

NINA dimecres, 04 d’agost, 2010  

Ando medio corta de tiempo, pero trataré de verlo.
Con respecto al recibimiento: te has enterado de lo que ocurre en el Aeropuerto de Barajas? O todavía no es vox populi?

Besos, Ramón!

Alba 3,1416 dimecres, 04 d’agost, 2010  

Muy buena exposición y aún más buena reflexion.
Un abrazo

Paloma Corrales dijous, 05 d’agost, 2010  

Ay, ahora recuerdo que te cambiabas... madre mía si seré chorlito (menos mal que te he pinchado desde mi blog), en fin, lo soluciono ahora mismo, te sigo y si me permites vengo mañana a leerte.

Buena madrugá, un beso.

Alfonso Saborido dijous, 05 d’agost, 2010  

A mucha gente en este país le robaron la vida, literalmente. No les mataron, pero les privaron de lo esencial. Y aunque lleguen los reconocimientos, si es que llegan, no hay manera ya de restablecerlo.
Yo pienso ahora mucho cuando veo a mi padre con 82 años, en qué pudo llegar a ser si no hubiera pasado tanta hambre de pequeño ni tantas penurias.
En fin, lo de las barracas, muy fuerte. Eso aquí no lo he visto nunca. En Sevilla, sí.
Son gentes , pero me parece que no votan ¿no?

Errata y errata dijous, 05 d’agost, 2010  

Bueno, pues para tí no es novedad que para el tema de ser errantes y sus circunstancias me "abarca". Porque yo creo que en esencia somos todos errantes, nuestro corazón es errante tanto como nuestros pies. Si analizamos, todos y cada de nosotros, nuestra historia personal y nos remontamos veremos que nuestros padres, nuestros abuelos o nuestros bisabuelos, han sido en su mayoría oriundos de otros lugares. La mezcla étnica, el multilinguismo -que en Babel se toma como un castigo y yo considero un regalo divino -, los enormes matices culturales, son de las cosas que más me gustan del lugar donde vivo. No todos son recibidos igual y eso me exaspera. En definitiva todos somos errantes y erratas (a mi forma de ver claro). La xenofobia no es más que el resultado absurdo a lo desconocido, a lo que nos es extraño y nos hace sentir amenazados. La lucha es, siempre, inacabable pero algunos la tienen peor que otros en esto de las migraciones.

Respecto al tema de la educación pues es claro que la información, la cultura, el conocimiento da alas. Algunos no quieren que volemos.
Un gran abrazo,

RGAlmazán dijous, 05 d’agost, 2010  

Parece ser uno de los grandes males urbanitas del primer mundo. Las chabolas son algo intrínseco a las grandes ciudades. París, Roma, Londres, y desde luego Madrid, Barcelona y otras ciudades (por no hablar de Buenos Aíres, México o Río) tienen poblados marginales adosados, y es curioso ver que con el paso del tiempo, cambia la ciudad pero sigue habiendo esos barrios marginales donde los menesterosos se instalan en condiciones insoportables.
Son la trastienda de ese primer mundo de orden, civilización y bienestar que se empeñan en vendernos.

Salud y República

Anònim dijous, 05 d’agost, 2010  

La imposición de la incultura, como bien aclara esa voz femenina, es una de las mayores atrocidades perpetradas por los distintos poderes. Negar el acceso a "la educación" es un crimen que a día de hoy todavía se comete; no tanto en el Norte (occidental e individual), sino en las tierras del Sur (hablo del mundo, sin localismos). ¿Pero sabes qué es lo mejor? Que a aquellas personas de entonces nada ni nadie les impidió seguir luchando, pese a su "incultura", tenían espíritu y ganas. Reflexiono sobre nuestro acceso a la cultura y el inmovilismo al que estamos adscritos.
Y sí, por supuesto, los personajes literarios existen, qué duda cabe.
Un fuerte abrazo

José Vte. dijous, 05 d’agost, 2010  

Es que parece que se nos ha olvidado que hemos sido un país tremendammente subdesarrollado, y las penurias que vemos pasar a muchos inmigrantes actuales en chavolas, para la recogida de la fruta, o malvivienndo en puentes, las han pasado nuestros abuelos e incluso muchos dde nuestros padres.
Tenemos una memoria selectiva, y eso no siempre es bueno

Miguel Baquero dijous, 05 d’agost, 2010  

Conocí Barcelona antes y después de las Olimpiadas, y lo que más me llamó la atención fue lo que había cambiado aquella zona donde hoy se levanta el barrio olímpico.

Yo tengo muy a gala venir de una familia de chabolistas, o por lo menos gente de casas bajas. La casa donde pasé la infancia y el barrio donde me crié era una zona donde había sido realojada la gente procedente de chabolas, allá por los años 50. Pero las casas, casi desde su construcción, estaban decrépitas, y en cuanto hubo un poquillo de libertad para manifestarse la gente del barrio comenzó a pedir otras viviendas. Yo sé, ¡vaya que si sé!, lo que es aguardar el "ansiado piso", lo que es ir a la sala del Ivima donde se celebra el sorteo, buscar el piso que te ha correspondido en el plano, aguardar la carta donde te asignan un día y una hora para la mudanza...

Hace años me decía a mí mismo que me gustaría no haber sabido ni visto esas cosas, haber nacido en un barrio que no fuera de realojo, un barrio "como los otros", como los de mis amigos del colegio, pero hoy estoy contento y dentro de poco estaré orgulloso de haber vivido allí

Unknown dijous, 05 d’agost, 2010  

En todas las ciudades había el barrio de las chabolas. En Lleida se llamaba "Les Casetes". Estaban junto al gran Passeig de Ronda y las condiciones eran infrahumanas. Mis primeras clases las dí allí en una escuela formada por barracas. Fue un año que me enseñó muchísimo. En 1971, había escuela pero también muchísimo absentismo escolar. Siempre recordaré a una vieja maestra a punto de jubilarse que antes de comer les remendaba la ropa a los niños y enseñaba a las madres a preparar desayunos baratos y nutritivos para sus niños, parvulitos. Y a la directora una mujer muy menuda pero grande , grande...
Había una niña que estuvo sin venir casi un mes y cuando fuimos a ver si estaba enferma resultó que no tenía ninguna chaqueta ¡en pleno mes de enero leridano!
La Iglesia iba a enseñar el catecismo y a predicar sobre los males de la lujuria y la bebida. ¡Joder, qué tropa!
He vist aquest reportatge per la tele quan el van passar. I també em va agradar molt la minisèrie la Mari.
Ser immigrant és molt dur. I alguns fills i néts d'aquells barraquistes semblen haver-ho oblidat.
I ja no parlo dels pobles, encara me'n recordo dels cotxes que arribaven plens d'immigrants amb jaqueta curta i barret cordovès. Clar que als pobles petits la integració era molt més senzilla. Però els començaments van ser molts durs: vivien en cabanes al defora mancats de la més mínima comoditat. Poc a poc es van anar espavilant. I aquells que no érem immigrants però sí perdedors d'una guerra que no havíem viscut déu n'hi dó.
Lo de les cambres de bany era només coses que véiem al cinema. I encara sort que hi podíem anar...
Una abraçada.

Ciberculturalia dijous, 05 d’agost, 2010  

Ramón estupenda entrada que habla de la "humanidad" (perdona la expresión) de nuestras ciudades.
Siento no haber visto el documental.
Un beso

Antonio dijous, 05 d’agost, 2010  

Estremecedora entrada amigo Ramón. Sobre todo para los que conocimos esa situación, aunque no la sufriéramos en propias carnes. En 1967, cuando llegué a Barcelona (Hospitalet, vivía en Bellvitge) había infinidad de barracas aún. Masivamente en la Zona Franca, junto a la autovía de Castelldefels. No me apetece recordarlo pues me vuelve a lacerar el alma tanta injusticia y explotación.

Hay una frase del documental que me ha rebelado: “Hasta Dios estaba en contra nuestra”. Es cierto. Los vencedores se apropiaron de Dios y excomulgaron, apartaron del pan, a los proscritos. Solo tendrían derecho a las migajas de la caridad si iban a misa, si acudían al redil, salvo excepciones.

De mi pueblo, Cuevas de San Marcos, al igual de otros muchos lugares de Málaga, Andalucía y el resto de España, emigramos mucha gente. Nos costó sudor y lágrimas nuestro crecimiento personal, nuestra evolución. Trabajar de día, estudiar de noche, dormir hacinados, déficit de servicios, tierra extraña, marginación, pobreza… Muchos cayeron en el camino, o se abandonaron a la profecía autocumplidora de los prejuicios y los tópicos, siguiendo en la marginalidad… Fueron muchos hándicap que tuvimos que superar para llegar donde estamos; unos mejor, otros no tanto, pero tenemos el orgullo de haber fraguado nuestra vida contracorriente hasta subir el río a donde debíamos de haber estado siempre… Hubo buena gente que nos apoyó y otros que nos explotó. Miro para atrás y recuerdo mis amigos, mis esfuerzos, mi trabajo y dedicación, mi falta tiempo para divertirme… mi compromiso con mi barrio y su gente. Recuerdo a gente de rancio abolengo que venía al barrio para “ayudar” con los que trabé “amistad”, como los Cisteró, Pep Caminals (Creo que era director del Liceo cuando se quemó, al menos lo vi por la tele como tal), Masó, Raventós, etc… Les tengo que agradecer su apoyo para enfrentarme a ese nuevo mundo y estudiar, aunque fuera nocturno. Ahora, después de haber vuelto a Málaga hace más de treinta años, sigo llevando esa experiencia dolorosamente enriquecedora, que viví en Cataluña, a la que sigo amando.

Es curioso, el concejal de cultura de mi pueblo me ha pedido que haga un audiovisual como homenaje a los emigrantes que salieron del mismo, ya que el día 11 se celebra el “Día del emigrante” (ya monté otro hace 3 años); este documento que tú cuelgas me ha devuelto a ese sufrir para dignificar aún más ese homenaje, no solo a los que se fueron entonces, sino a los inmigrantes de ahora que vienen aquí y da la sensación de que nos hemos olvidado de lo que hemos pasado nosotros.

Gracias Ramón, por tu entrada cargada de esa reflexión tan ecuánime que sueles hacer.

Un gran abrazo, pues me has tocado la fibra….

Eastriver dijous, 05 d’agost, 2010  

Gracias por todos los comentarios que vais dejando. Jamás distingo: gracias por todos. Pero hoy me han llegado de un modo especial el de Antònia y el de Antonio.

Antònia, mira que yo también soy leridano, pero lo de Les casetes no lo sabia. Què eufemismo más catalán lo de "Les casetes". Bueno, eufemismo no sé, porque de hecho eran esto, casitas. Seguramente no había ningún tipo de connotación en el diminutivo, seguramente los habitantes de la ciudad designaban así, casitas, las nuevas construcciones que se iban levantando.

Antonio, si montas el audiovisual espero que lo publicites en tu blog para que más podamos disfrutarlo. Hazlo: tienes la sensibilidad y los conocimientos suficientes para hacerlo. Aquí, en este comentario que me regalas, está la síntesis de todo. Un abrazo.

Maripaz divendres, 06 d’agost, 2010  

Ramon,entrañable tu escrito y sobrecogedor el video.muy interesante el reportaje completo.
Es verdad que el ser humano repite las mismas conductas una y otra vez.Pensamos que la tierra es nuestra, nos cuesta compartir lo que es de todos.

Anònim divendres, 06 d’agost, 2010  

Ramón...
he venido tarde pero con calma y tiempo para leerte y ver las imágenes...
Mira la historia la tengo conocida en primera persona, casualmente por otra Antonia, venida a Barcelona de Guadix(Granada)...y por gente muy próxima a mi, venidos de Cordoba...me lo has hecho recordar.
Y explicarte tan solo una anecdota, a mi madre digamos que "la cortejó"el director que nombras Rovira Beleta...¿ que habría sido de mi ?...
Una bonita entrada.

Anònim divendres, 06 d’agost, 2010  

Ramon...una cosa , en nuestro barrio, hasta hace pocos años estaban las barracas que ahora son los terrenos de La Ronda, por encima de H S Pau y limite Cartagena...

Eastriver divendres, 06 d’agost, 2010  

Maripaz, ya te extrañaba... me alegro que estés por aquí de nuevo.

Anna, qué cosas... me has procurado una sonrisa por lo de Rovira Beleta y tu madre, y me ha sorprendido un poco, sólo un poco, que en la zona tan arregladita ahora, donde está la entrada del nuevo HSP hubiera barracas. No, no, bien pensado no me extraña, porque la zona, antes de que la arreglaran, era verdaderamente empobrecida. ¿Sabes dónde hay también barracas, aún ahora? En lo alto del Parc del Guinardó... Son las barracas del Carmelo. Cuando estés mejor de la espalda súbete un día paseando por el parque, esta hermosa montaña que nos protege... Arriba, tras una dura ascensión, encontrarás los restos de la protección en la época de la guerra y una zona de barracas algo más adecentadas, pero cuyo origen es el que es. En fin, que el tema da para hablar mucho. Una abraçada.

@SusVersiva divendres, 06 d’agost, 2010  

Fantástica entrada. Me ha encantado el tratamiento, me ha encantado sumergirme de nuevo en "Los tarantos" (que volví a ver hace sólo una semana) y que nos recuerdes de dónde venimos (lo que éramos como conjunto casi ayer) para que seamos menos intolerantes con los que lo viven ahora.

En lo que discrepo es en las barracas de la montaña del Guinardó: en mi opinión, son casitas "desordenadas", algunas ilustres (como la del señor Sanllehy) y otras hechas a mano y con paciencia, pero disponen de todos los servicios urbanos. Pero las verdaderas barracas las tiraron hace muchísimo: aún se ven las marcas en alguna zona boscosa: eran pequeñas, prietas y con mucho cañizo para proteger del viento los tomates y las acelgas :))

En cuanto tenga tiempo, veré el documental: lo estoy deseando! Muchas gracias, Ramon!

El Pobrecito Hablador del Siglo XXI divendres, 06 d’agost, 2010  

La mayoría de muertos de la gran riada del 62 fueron habitantes de chabolas construidas en la misma ribera de los ríos.

Mano de obra barata, inmigración, discriminación, explotación. Siempre es lo mismo, ayer y ahora. Tenemos que forzarnos a reflexionar sobre las causas de estos fenómenos y no dejar que sean puro documental: el capitalismo, que es el mismo sistema que hoy obliga a dejar sus tierras a otros hombres y otras mujeres para malvivir entre nosotros.

Yo declararía a Manolo Reyes, Pijoaparte, héroe del pueblo.
y mi más absoluto desprecio hacia todos los patriotas catalanes de ayer y de hoy que practicaron entonces y practican hoy la xenofobia de clase envueltos en diferentes banderas, entonando diferentes himnos y hablando diferentes lenguas.

¡Salud!

Antonio divendres, 06 d’agost, 2010  

Querido Ramón, rectifico errata: Donde dice Masó, debe decir Gassó. Hablo de Josep Gassó el que era, o es, presidente de la Fundació Catalana de l'Esplai.
Hay un interesante e interesado reportaje en http://repositori.esplai.org/centreesplai/docs/pdf/JosepGassoLV30-3-05.pdf que habla de Gassó y toca, de soslayo, la problemática del barrio y la forma de acometerla. Hay más historia que contar. Incluida la labor de los Jesuitas, como el padre Ramón Ribas, al que alude el reportaje y todo un conjunto de gente comprometida de la que era uno más el amigo Gassó.
Un abrazo

Comitè Català pels DD.HH divendres, 06 d’agost, 2010  

Ramon, eren allà on hi ha ara els Bloques Juan Carlos. Toda aquella explanada estava plena de casetes de fusta. Quan els nens havien d'anar al centre deien "que anaven a Lleida".
Ja no dic res de la Mariola on encara hi ha cases de planta, ni dels Magraners, que allò era territori comanxe.
I a poca distància a vora del Camp d'esports aquells xalets que eren preciosos i que valien una fortuna. Jo hi havia entrat perquè un mestre del poble hi vivia i ens convidava pel seu sant. Encara en queden com a illes dins de la bogeria dels blocs de pisos gairebé enfront de l'Hospital Províncial, ara el Santa Maria, que Déu n'hi dó. Ara és una altra cosa però a mi en fa por anar-hi perquè una senyora del carrer es va posar malalta: un brot psicòtic i era a la sala de malalts mentals, crec. La mare va anar a veure-la i m'hi va dur, i jo vaig agafar un esfereïment que encara porto a dins: aquelles sales plenes de llits sense cap gota d'intimitat no les oblidaré mai.
Una abraçada.
Antònia

Eastriver divendres, 06 d’agost, 2010  

Susana, seguramente tienes razón. No es exactamente lo mismo una casita modesta de una planta que una barraca. Es evidente: de lo contrario algunas casitas que he visitado y he habitado serían efectivamente barracas. No, no... una barraca se caracterizaba por esa provisionalidad, esa falta de espacios y de higiene... en fin, todo lo que se señala en el reportaje. Gracias por venir, benvolguda amiga.

Antonio, ayer con lo de Caminal me dejaste suficientemente alucinado. Lo recuerdo en el Liceu. Esta tarde me pondré con lo de Masó, con el pdf. Y sí, también hubieron algunos curas que se preocuparon y mucho, y que trabajaron duro, y que hoy son justamente homenajeados. No olvidemos que la que remites era la época de los curas rojos, ¿no es cierto? Un abrazo.

Antònia, a cada nova dada més sorpreses, i més amb aquest apunt personal que m'ha fet somriure. Imagino l'Antònia nena esgarrifada amb l'espectacle que tenia al voltant. No n'hi havia per menys. Petons.

MJ, supongo que tienes razón: es el sistema quien nos lleva a esto, qué duda cabe. Obviamente no me gusta el último párrafo. No mezcles más, chico. Yo creo que el verdadero culpable de lo que pasó entonces se llamó Francisco. Y los catalanes de la época reaccionaron unos mejor y otros peor, justamente como los catalanes de ahora con los inmigrantes actuales, unos mejor que otros, independientemente de nuestro apellido y nuestra procedencia. Pero claro, desde el nacionalismo español tendéis a hacer estas cosas y culpar venga o no venga a cuento siempre a los mismos. Pero no te voy a seguir el juego porque mi entrada pretende únicamente analizar cómo se hicieron las cosas entonces y cuestionarse cómo las hacemos ahora, a título personal, a nivel de conciencia y no de nacionalismos y demás. Y para quejarte no te preocupes, queda poco para las elecciones: Ciutadans o Rosita estarán encantados de recibir tu voto. Un abrazo aunque me hagas enfadar a veces, por pesado y repetido.

nocheinfinita divendres, 06 d’agost, 2010  

Hace años una amiga que canta flamenquito bastante bien, en una fiesta cantó una canción, sólo dijo que se titulaba "Aquella Carmen" y que estaba dedicada a Carmen Amaya; pues en la canción una estrofa dice:
..."del somorrostro a la playa ya su estrella se apagó..."
y se me quedó esa frase en la cabeza, luego le pregunté que era eso del somorrostro (me sonaba a pajarraco, jajja) y me dijo que era una barriada de Barcelona de chabolas donde había nacido Carmen Amaya. Al ver el título de tu entrada ya no pensé en pájaros carroñeros sino en una de las grandes bailaoras.

Me gustó el post, así conozco un poco mejor esa bonita ciudad condal (ah no, que no te gusta que se llame así a Barcelona, :_))

El video a favoritos para verlo con calma.

Besos

noche

Carlos diumenge, 08 d’agost, 2010  

Estupenda entrada sobre un mundo que nunca debió existir. Yo viví durante muchos años próximo a La Perona y tengo muy presente la miseria que allí habitaba. Años más tarde, apasionado por la historia de mi ciudad, leí mucho material y visioné muchas fotos descubriendo esos otros barrios de barracas que tu nombras (las fotos del Somorrostro te dejan helado)y por supuesto esa estupenda película, auténtico documento de una época. Todas las grandes ciudades tienen sus miserias y nuestra insigne Barcelona vivió un período demasiado largo de barraquismo y especulación que se ha perpetuado en muchas ocasiones hasta nuestros días. Los gloriosos Samaranch y Porcioles (a quien por cierto Joan Brossa le dedicó una polémica escultura en la que ofrecía simbólicamente su cabeza en bandeja a la vecina población de San Adrià del Besòs, otra ciudad afectada por este eminente personaje) son algunos de los prohombres que dejaron su indeleble huella en nuestra ciudad.
No pude ver el documental, pero te aseguro que lo vere pronto porque esta es la verdadera historia de los últimos cincuenta años. Si te interesa saber sobre todas esas historias reales, pienso que el mejor cronista barcelonés fue Josep Mª Huertas, quién escribió solo o en compañía con su inseparable Jaume Fabre una gran cantidad de reportajes periodísticos sobre esas miserables zonas y otras más obreras. De su multitud de libros os aconsejaría que os hicierais con "Barcelona 1888-1988. La construcció d'una ciutat", una publicación que se hizo por entregas en el desaparecido Diari de Barcelona y que se puede encontrar en mercadillos y librerías de viejo y que contiene la mejor y más completa historia de Barcelona del último siglo (sobre todo la historia de los obreros, los perdedores y los anónimos), con multitud de fotografías y documentos de gran valor.
Bueno, perdona por la extensión pero el tema siempre me ha interesado mucho. Un abrazo.

ARO diumenge, 08 d’agost, 2010  

Es la triste historia real vivida por innumerables familias, muchas de ellas andaluzas, que se vieron obligadas a partir para buscar una vida mejor, y se encontraron con ese recibimiento: un espacio insalubre, sin servicios, donde instalar, con unas cuantas uralitas por techo, unas latas por paredes, lo que podía llamarse "su casa".

Conocí el Pozo de Tío Raimundo en Madrid, allí vivían unos familiares míos que salieron de aquí a finales de los años 50: fui allí en alguna ocasión, siendo un adolescente, y sentí que aquello era como una jungla donde sobrevivían los más osados, los más fuertes, los más decididos. Aquello se ha transformado en los últimos 30 años, pero en el alma de todos los que allí se han criado hay un sello especial que no puedo expresar.

Eastriver diumenge, 08 d’agost, 2010  

Aro, Carlos, gracias a ambos por vuestras apreciaciones. Carlos, prohibido lo de pedir disculpas, cuanto dices me interesa mucho. Conozco alguna referencia que citas. No puedo alargarme porque escribo desde un pueblo perdido, con una deplorable conexion y sin acentos, pero el libro que citas lo consulte en cierta ocasion... Saludos.

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