Para todos los amigos que aún no lo sepan he abandonado este blog y he abierto otro. Ahora me encuentro en Accés a Maians, lugar en el cual voy colgando las nuevas entradas y donde me gustaría encontraros a todos.

dimarts, 24 d’agost del 2010

LA PAKISTANÍ

Recuerdo que ocupé un cargo directivo hace años. Mala experiencia: mucho trabajo, poco poder de decisión, escasa compensación económica y mucha ingratitud. Me avisaron: quien asumía mi cargo debía asumir la carga más pesada, Lola. Lola era una mujer alta, mayor, de larga melena oscura y muy morena de piel. Respecto al carácter era lo que diríamos una excéntrica con mucho mal humor. La mala fama la perseguía. Por mala persona. Por agresiva. Por insolente y maleducada. Por cizañera. Por gritona. Capaz de desesperar al más temperado. Dos años antes habíamos tenido una discursión histórica, no recuerdo bien el motivo. La cosa prometía. Quise saber en qué consistía exactamente su trabajo y me respondieron con una frase memorable.

- Es pakistaní.

- ¿Pakistaní? - pregunté sorprendido

- En la Administración, a quienes uno no sabe nunca demasiado bien a qué se dedican, les llamamos pakistanís porque la gente al verlos siempre se pregunta lo mismo: ¿y pakistán?

Perspectiva espantosa: tener que aguantar a una tía insoportable que nadie sabía para qué estaba. Es de esas cosas que tiene la administración: reuniones para todo y funcionamiento muchas veces absurdo. De ello se aprovechan siempre los más vivos y de ahí deriva la mala fama que luego hemos de soportar todos, incluso los más esforzados, que somos la mayoría.

Hablé con los jefes y les pedí que, en cuanto yo tomase el nuevo cargo, Lola dejase de venir. Si nos la ahorrábamos las cosas iban a funcionar mejor. No pudo ser, naturalmente. Iba a tener que aguantarla aunque no me apeteciese y no sirviese para nada.

Lola venía sólo un día de la semana, generalmente los lunes, para asistir a dos reuniones de coordinación que con su sola presencia solían acabar a tiros. Le di muchas vueltas, pensé mucho, traté de clarificar aquello que se esperaba de mí en el nuevo cargo y al fin tuve una idea. La propuse a mis superiores y no les pareció mal. Lo difícil era que Lola quisiera aceptarlo. Me reuní con la pakistaní y le pedí su ayuda.

- Debemos hacer algo, Lola, y debemos hacerlo juntos - le dije - Y tu ayuda me resulta fundamental. Quiero remodelar de arriba a abajo todos los documentos del centro, adaptarlos a la realidad social de nuestros días, actualizarlos a partir de largas y completísimas encuestas, votarlos, reestructurarlos y volverlos a reestructurar, modificarlos y modernizarlos.

Lola me miró. No lo veía claro. Añadí rápido:

- Creo que pueden acabar siendo unos documentos de referencia. Naturalmente íbamos a firmarlos ambos. Creo que pueden circular mucho y ser muy comentados.
De sobras sé que hay documentos, citados por algunos, que sólo sirven para justificar horas de trabajo y sueldos a final de mes. Documentos que permiten pregonar el mucho trabajo realizado pero que luego nadie lee. Me miró y sonrió un poco.

- ¿Tú sabes dónde te metes? ¿Tú sabes el volumen de trabajo que supone todo eso?

- Sé perfectamente que es trabajo imposible de acometer en un año. Se necesitan un par o tres.

- O cuatro - añadió ella, entusiasmada.

La engatusé. Evitaría las dos reuniones semanales con Lola (y con otras mujeres insoportables, de esas que siempre disfrutan gritando un rato) aunque a cambio iba a tener durante dos horas semanales a Lola para mí solo. La idea me daba pavor, pero estaba dispuesto a ponerle mucha melaza y a cazarla desde la primera reunión a solas.

La cacé. Pasé los dos años razonablemente bien. Realmente la mujer era complicada. Una lianta, que se dice ahora. Cada lunes nos poníamos a redactar los famosos documentos que no iban a servir para nada. Pero fui acortando esas dos horas en base a cafés y confidencias. Porque fueron llegando las confidencias de Lola y yo descubrí un alma atormentada y solitaria. Me seguía causando pavor, porque era complicada y difícil, con momentos de verdadera mala leche, seguía sin aguantarla nadie, pero a la vez me despertaba algo parecido a la ternura. Como era sumamente aburrido luchar con normativas absurdas que efectivamente luego nadie leyó, le proponía un café, un desayuno, un cigarrillo (yo entonces todavía fumaba). En dos años acabamos los documentos. Ella me contó su vida, se me abrió como la urna del pulpo Paul, y lloró en más de una ocasión. Y el último día me abrazó fuerte.

- Siempre creí que la complicidad en las relaciones laborales se había terminado. Hoy sé que, en el trabajo, la amistad todavía es posible.

Se calló porque se le quebró la voz. Y yo pensé en lo sola que está muchas veces la gente arrolladora, la gente que nadie soporta. Mi gran secreto es que, dos años después, yo seguía sin soportarla. Pero eso no se lo dije nunca aunque su tormento particular me causase una cierta lástima. Lo que no justificaba que estuviera dispuesto a aguantarla en aquellas eternas llamadas telefónicas que comenzaron justo aquel verano.
Costó zafarse. Y aunque sentí que la había engañado durante aquellos dos años, me consolé pensando que en la vida cada uno utiliza sus armas y que mi estrategia había servido para que ni yo ni nadie se destrozara los nervios ni las cuerdas vocales en eternas reuniones inútiles. De aquella experiencia me han quedado algunas sensaciones vívidas. La soledad radical de los gritones, por ejemplo. La inutilidad de las reuniones de trabajo. O la certeza de que con miel se cazan más moscas que con vinagre.

26 comentaris:

ARO dimarts, 24 d’agost, 2010  

Muy hábil, amigo Ramon: a eso se le llama ponerle un puente de plata al enemigo que huye. Esta no quería huir, pero le gustó cruzar el hermoso puente que le indicaste.

Isabel Gil Jiménez dimarts, 24 d’agost, 2010  

La humildad, la serenidad y la concordia son valores que, cuando se aplican, conseguimos enormes satisfacciones en nuestra vida personal.
Un saludo y que sigas con la maestría.

Isabel Martínez Barquero dimarts, 24 d’agost, 2010  

Me ha gustado muchísimo, Ramon, qué retrato magistral, qué ironía cuajada de ternura, qué inteligencia desplegada...
Ay, por favor, más como éste, que me derrites con estas narraciones.
Gracias, gracias por el disfrute.
Muak.

mariajesusparadela dimarts, 24 d’agost, 2010  

Yo quiero a otro Ramón menos sibilino y maquiavélico. Aunque quizá hay muchas Lolas y se necesitan también muchos Ramones.
Por eso nunca me gustaron los cargos.

Raticulina dimarts, 24 d’agost, 2010  

Tu emotiva historia me trae dolorosos recuerdos.
No dudo de que las Lolas sean humanas y tengan corazones atormentados, pero yo tuve una jefa Lola a tiempo completo y pudo conmigo, ella cree que venció pero no hay día que no agradezca al que me la puso delante, porque sino me hubiera muerto en vida en aquella empresa, en esas reuniones inútiles, en ese juego absurdo de competencia y poder...
Fué una buena estrategia la tuya. Tienes un espíritu conciliador, y eso es bueno.

Un abrazo

Darío dimarts, 24 d’agost, 2010  

Que hayas tenido tiempo para engatuzar a una chica así es todo un síntoma, me parece.
Pero lo terrible que se desgrana, es que las relaciones humanas (laborales para el caso) están dominadas por el vértigo, por el prejuicio, o peor, por el juicio rápido que deja enunciar la apariencia. Y los corazones siguen como islas y destrozados.
Un abrazo.

El Pobrecito Hablador del Siglo XXI dimarts, 24 d’agost, 2010  

Me cae bien Lola. Por cierto, uno de los nombres más sugerentes que pueda tener una mujer
¡Salud Ramon! Y si la ves de nuevo, dale un abrazo y un beso de mi parte.

Dilaida dimarts, 24 d’agost, 2010  

Pobre mujer, a veces el mal caracter tiene por detrás muchas historias poco felices.
Bicos

Anònim dimarts, 24 d’agost, 2010  

Respeto tu estrategia si a ti te sirvió y si en aquel momento era lo que creiste mejor....

Mercedes Thepinkant dimarts, 24 d’agost, 2010  

Maravillosa experiencia.
Normalmente, estas historias, que siempre acaban "bien", quiero decir, la persona atormentada recibe cariño y atención y cambia su actitud y ¡que wenos que somos todos!, me cansan, me aburren y además no me resultan nada creíbles.
La tuya no; la tuya hace un recorrido auténtico, real, sensato y conmovedor y termina... pues como es, ni bien ni mal sino todo lo contrario.
Por eso precisamente me gusta y me llega al corazón.
No se si me explico. Estoy un poco espesa hoy.

Besos

mateosantamarta dimarts, 24 d’agost, 2010  

Como invención literaria sería ingeniosa, como narración de algo verídico interesante, reveladora y un poco triste en todos los sentidos.
¿Habrá much@ pakistani?
Un saludo.

nocheinfinita dimarts, 24 d’agost, 2010  

Jooo, pakistani y con mala leche y tu te la supiste ganar... ¡eso es ser buen estratega¡ :))

Un beso

Felipe Medina dimarts, 24 d’agost, 2010  

Amigo Ramón,cuando estaba leyendo tu entrada muchas cosas la había sufrido en propia piel.Soy director de un centro docente y la especial sensibilidad que hay que tener con el personal debe ser una guía importante si quieres que la gente colabore en proyectos que quires que salgan adelante.
Muchas veces se obtiene más resultado con 'mano izquierda' que con golpes de 'autoridad' por muy legítima que ésta sea.

Saludos

Alfonso Saborido dimarts, 24 d’agost, 2010  

Yo he conocido así una situación parecida. Todo era un complejo de inferioridad que lo compensaba el sujeto arrollando a los demás.
Era insoportable, pero cuando lo conocí a fondo, me di cuenta que era un pobre desgraciado e infeliz.
Lo peor, es que apostaría que en cada centro de trabajo de la administración hay alguien así. O dos.
En la privada no tengo ni idea.

Txema dimarts, 24 d’agost, 2010  

No siempre sale bien lo de la miel. Algunos son inasaquibles por completo.

saludos

Madison dimarts, 24 d’agost, 2010  

Te felicito por tu temple.
A mi también me da algo de pena Lola, porque ella sabe que es una persona isoportable y seguramente no tiene arreglo, pero...¡pobrecilla!
De todos modos yo no hubiese tenido tanta paciencia como tú.
Buenas noches Ramón

Carlos dimecres, 25 d’agost, 2010  

Independientemente de los resultados de esa experiencia sobre el engaño, la soledad o la marginación he de decirte que me ha atrapado tu forma de relatarla y eso es probablemente porque le has dado muchas vueltas a la historia. Un abrazo.

Anusky66 dimecres, 25 d’agost, 2010  

Es muy difícil lidiar a diario con alguien de mal carácter y/o malas formas , sobre todo si ni la miel les aplaca (espero que esto no lo lea mi jefe ,ni mucho menos se de por aludido con mi comentario , todo parecido con la realidad es mera coincidencia )
Un besazo ramón

Fàtima T. dimecres, 25 d’agost, 2010  

Me ha gustado muchísimo esta historia y cómo la has contado. Eso es saber manejar las situaciones de forma inteligente.

Saludos.

Montserrat Sala dijous, 26 d’agost, 2010  

he sabut de sempre que les mosques es caçaven amb mel, i no pas amb fel.També la expiriencia m'ha ensenyat que els carrecs de'empresa, mal denominats intermitjos, són el que reben les bofetades de dalt i d'abaix. Coom veus, ya estic operataiva i en peu de guerra. Petons

Fàtima T. dijous, 26 d’agost, 2010  

I tant que sí, Montserrat... Però què difícil és, de vegades, servir mel a certes persones.
Petons.

Maripaz divendres, 27 d’agost, 2010  

Me ha gustado mucho como has relatado la historia de Lola. Destacaria esa ternura con que cuentas el proceso de tu acercamiento a ella, esas confidencias de un álma herida que se abre ante quien la sabe escuchar.Es bonito saber dar una oportunidad a esos seres atormentados, aunque luego les dejemos marchar por su camino de nuevo.

Muy bonito Ramón

Miguel Baquero divendres, 27 d’agost, 2010  

Conozco a mucha gente como la que describes, negativos para todo, refunfuñones, malhumorados, pero yo directamente procuro huir de ellos. Tenerlos lo más lejos posible. Ya sé que sería más humano y hermoso lo otro, pero yo procuro alejarme, la verdad

emejota dissabte, 28 d’agost, 2010  

No me resulta cómodo juzgar a nadie por diversos motivos. También se por experiencia que entre compañeros un exceso de amabilidad implica algún interés encubierto. Pero si alguien en mi entorno resultara un problema para un grupo del cual fuera responsable, de alguna manera haría lo posible por neutralizarl@ sin ofender ni sentirme ofendido. Difícil tarea. Ya se que eso en la teoría funciona pero que en la práctica son palabras mayores, no puedo teorizar como un dios y portarme como un hombre. Me autotraicionaría, será por ello que poco a poco he acabado apartándome de la sociedad, por pura impotencia, debilidad y aburrimiento. Que la fuerza te acompañe.

MAMÉ VALDÉS dissabte, 28 d’agost, 2010  

Un gran saludo desde Tomara que tu viera... ya estoy aquí de nuevo y para quedarme, poco a poco me iré poniendo al día.

Camino a Gaia diumenge, 29 d’agost, 2010  

Enternece comprobar como incluso las personas que consideramos insoportables, pueden descubrirnos una identidad creativa.
Pero si tiene tan mal carácter como dices, espero que no haya leído este post, aunque me imagino que Lola será un nombre ficticio.
Un saludo

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